Hace cientos de años, los monjes chinos dedicados a la creación de medicinas a partir de plantas, recorrían grandes distancias para traerlas a los templos, pero luego pensaron que era más fácil llevar la planta pues en el trayecto podían pasar hasta 40 días.

Idearon tener la planta en un pequeño formato, necesitando menos agua para mantenerla, y estaría fresca para los preparados. He aquí como nace el bonsái moderno.

Posteriormente la interrelación y comercialización, los conectó con el cercano Japón. Estos se interesaron en la técnica, notando sus ventajas, y lo adoptaron en su cultura.

El Bonsái, de la farmacopea al arte

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Los Samuráis

Desde el siglo VI, el budismo Zen, mantuvo durante 10 siglos la presencia samurái, en aquel Japón feudal, siendo ellos los protagonistas principales de luchas y guerras. Su vida estaba dedicada a la fuerza espiritual, la sencillez, el seguimiento de las normas, la meditación y el doblegar la mente y el espíritu para conquistar sus objetivos, aunque fuera dejar su vida por su honor.

En el siglo XVI, para el año 1600, el imperio japonés se unificó y consiguió la paz, gracias al nuevo jefe Tokugawa leyasu, formándose el Imperio EDO, nombre que originalmente tenía la actual Tokio, que para la época contaba al menos con un millón de habitantes.

Esta transformación abrió el camino del guerrero, con el perfeccionamiento de las artes como la caligrafía, el arreglo floral, la poesía, las artes marciales y la pintura. Es aquí donde se pulen las artes que atraen tanto al resto del mundo hacia Japón.

El Bonsái, de la farmacopea al arte

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Ukiyo-e

El Edo trajo problemas con la economía y desigualdad social, en este período los ricos se volvieron pobres y viceversa. Para contrarrestar esta situación, surgió lo que se conoció como “mundo flotante o Ukiyo-e”, nivelando aquellas diferencias en igualdad para todos.

Se desarrolló principalmente en Yoshiwara, con centros del placer, gran cantidad de burdeles, Casas de Té y Teatros Kabukis, donde actuaban hombres y mujeres, pero luego fue permitido solo a los hombres. El novelista, Asai Ryōi, en el año de 1661 escribió:

“Viviendo solo para el momento, saboreando la luna, la nieve, los cerezos en flor y las hojas de arce, cantando canciones, bebiendo zaque y divirtiéndose simplemente flotando, indiferente por la perspectiva de pobreza inminente, optimista y despreocupado, como una calabaza arrastrada por la corriente del río”.

El Bonsái, de la farmacopea al arte

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El ukiyo-e no solo inspiró la bebida y la prostitución, se estaba produciendo una forma artística sin precedentes, perfeccionada por muchos samuráis.

Es aquí donde el mundo del Bonsái creció, algunos samuráis fueron artistas, otros se dedicaron al cultivo de árboles en bandeja para el comercio. De hecho uno de los bonsáis de Tokugawa es Tesoro Nacional de Japón.

Es así como la necesidad de tener a la mano una planta para producir medicinas, se convirtió en un arte que atrae a millones de personas, gracias a la filosofía Zen y a sus monjes más devotos.