Ceder el lugar en el transporte público, dar paso a los peatones o a los coches en las calles, saludar, agradecer y despedirse, son gestos de amabilidad y buena educación que están en peligro de extinción, aunque depende de la cultura o situación geográfica que las cosas varían, pero la educación será siempre el principio, y esto viene del hogar. Por ello es importante enseñar desde los primeros años estas costumbres.

Principios fundamentales

  • Saludar, “buenos días”, “buenas tardes”, “buenas noches”
  • Pedir las cosas “por favor”
  • Dar las “gracias”
  • No interrumpir conversaciones que no les involucre
  • No señalar
  • No reírse de los demás
  • Tocar la puerta antes de entrar
  • Ofrecer ayuda
  • Ofrecer disculpas

Las buenas costumbres se construyen en casa

Es importante entender que existen límites y normas, para que el desarrollo de los niños sea con naturalidad y los lleve al éxito en las distintas situaciones sociales de la vida, una de las bases fundamentales está en entender “que tu derecho comienza cuando termina el de los demás” y ante todo el ser responsable.

El primer ejemplo viene de nosotros mismos a nuestros hijos, recordemos que somos un espejo frente a los pequeños; así que hay que reflexionar ante ello, en la familia debe presidir un ambiente de respeto, colaboración, paz y promover prácticas de buen trato. Es fundamental tener en cuenta que las correcciones a nuestros hijos deben hacerse en íntimo, nunca debemos avergonzarlos frente a otros e imponer acciones cuando se está alterado, como por ejemplo exigirle que pida disculpas.

Las buenas costumbres se construyen en casa

La clave radica en que nuestros hijos sepan aplicar lo que es “portarse bien” o “ser educado”, marcando las diferencias que ellos desde su edad y razonamiento puedan comprender, y de esa manera poder exigir cada vez un poco más, delegando responsabilidades que al cumplir les genere un premio como resultado, o una consecuencia (no un castigo) de no llevarlo a cabo, de esa forma se notará el interés por ser mejor cada día.

Debemos renunciar a pedirles o remarcarles lo que no queremos que hagan, sustituyéndolo por lo que queremos que suceda seguido de un ejemplo, notarás los resultados. La constancia también es fundamental para el reforzamiento de los hábitos, insistir y persistir, valorando sus buenas acciones para que se sientan motivados.

Tener hijos ejemplares es una obligación que todo padre quiere alcanzar, educar en valores es algo que debe trabajarse desde el principio, y enseñarles formas correctas de comportamiento y buenos modales para que sepan cómo actuar en todo momento.