En los años 70 con ayuda de la Unión Soviética, los comunistas afganos tomaron el poder e intentaron imponer una sociedad atea, en un país donde la religión es fundamental, por ello, una parte de esos comunistas en desacuerdo, se plantaron en una posición en la que el Islam dominara todo.

Este sector conocido como Muyahidines, se alzó contra los soviéticos en 1978, comenzando una guerra hasta 1992, aún después de la caída de la Unión Soviética. Durante este período recibieron financiamiento y dinero de los Estados Unidos (ya que a fin de cuentas cualquiera era bueno para enfrentar a su enemigo) con el apoyo de Arabia Saudita, Pakistán, Reino Unido e Irán.

Afganistán, otra vez en la barbarie

El ejército soviético que apoyaba se retiró en 1989, aunque la guerra siguió hasta 1992, pero al agotar los recursos soviéticos el gobierno afgano colapsó. En este punto los Muyahidines tomaron el liderazgo ante el vacío de poder afgano, no sin antes luchar entre ellos, y es cuando aparecieron en escena los Talibanes, en 1996, fracción fundamentalista que se adueñó del país.

El grupo Talibán se impone

Los Talibanes establecieron un régimen teocrático y se hicieron llamar “Emirato Islámico Talibanés”, con violación a los derechos humanos y otras atrocidades, además dieron cobijo a Osama Bin Laden, de nacionalidad Saudí, líder de la organización terrorista ‘Al Qaeda’, responsable del atentado a las Afganistán, otra vez en la barbarieTorres Gemelas de Nueva York, en el año 2001 y otros atentados en todo el mundo.

Ante la negativa de los talibanes en dejar de apoyar a Bin Laden, el gobierno americano comenzó sus operaciones en Afganistán, en octubre de 2001 con objetivos claros: eliminar a los responsables de los ataques del 11/9, derrocar al régimen talibán y establecer un gobierno democrático.

Paralelamente, el gobierno americano justificaba los ataques mediante informaciones falsas, creando una oficina para ello, asunto que salió a la luz de boca de algunos periodistas que trabajaban directamente ahí. Este entramado político hizo que decenas de países enviaran tropas para apoyar las operaciones en Afganistán.

Elecciones y nueva Constitución

En 2004, se aprobó una nueva constitución y se realizaron las primeras elecciones democráticas, la ONU escolarizó a 4 millones de niños y restableció el sistema de salud; sin embargo, en sitios apartados del país seguían funcionando las organizaciones criminales, cultivando opio para obtener dinero y esperando el momento preciso para atacar.

Afganistán, otra vez en la barbarie

En 2006 la OTAN hizo presencia en el país, y mientras eso pasaba los talibanes no podrían tomar el control. A partir de 2013 la función era entrenar a la policía y proporcionar apoyo aéreo, pero no pensaban quedarse por más tiempo, ya para 2014 el Presidente Obama dio por terminada esa misión y anunció la misión Centinela de la Libertad, con menos recursos centrados en apoyar a la policía y ejército afgano.

Ya en 2015 el gobierno talibán empezó a negociar con los americanos y en 2018 se hizo la tregua de los tres días, pactando para 2020 la salida de tropas extranjeras, con la retirada de 14 mil efectivos solo si se cumplía con el cese a las hostilidades.

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Agotados los recursos y el interés

La OTAN se cansó de gastar dinero y perder 3,500 soldados, además lo pactado no se cumplió, y mientras las tropas se retiraban de las localidades, los talibanes ocupaban las capitales de provincias, dejando en evidencia que ni la policía ni el ejército afgano estaban preparados para defenderse solos.

Kabul fue ocupada el 15 de agosto 2021, su presidente, Ashraf Ghani, abandonó el cargo y las embajadas establecidas desalojaron a sus funcionarios urgentemente. Quedó en evidencia que los años de ocupación y la pérdida de vidas, solo sirvieron para dilapidar miles de millones de dólares tratando de crear un país democrático, pero los talibanes sin apenas disparar, consiguieron su objetivo ante el vació de poder, con un presidente sumamente corrupto.

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