La escritura es el modo gráfico que el hombre usa para comunicarse, conservar sus ideas y registrar los hechos a través del tiempo. Un ejemplo de ello es La Biblia, considerado el libro más vendido en la historia con al menos cinco mil millones de ejemplares.

El historiador portugués, Fidelino de Figueiredo, había afirmado:

“La vida, la palabra y el pensamiento son inseparables; pensar y saber es querer decir y poder decir, porque lo que el hombre siente y piensa lo incorpora al mundo de las palabras. El juicio, pieza nuclear del pensamiento lógico, sólo existe en el cerebro del hombre por su traducción en frase”.

Nombrar los mejores escritores sería cruel, ya que radica en nuestra incansable subjetividad inclinarnos por uno u otro, pero en lengua castellana no podemos obviar a Miguel de Cervantes y Saavedra, “El príncipe de los ingenios”, autor de la obra más editada después de la Biblia, “Don Quijote de la Mancha”.

Diferentes formas de escribir en el tiempo

Arcilla: Se dice que en torno al año 4000 a. C.,  los sumerios, pobladores de Mesopotamia Meridional, usaban el primer sistema de escritura, el cuneiforme. Eran símbolos impresos o mejor dicho dibujados con alguna herramienta afilada sobre una especie de tablilla de arcilla, al secarse quedaban grabadas las palabras, que eran cortas y en forma piramidal.

Papiro: Posteriormente, la escritura se muestra en papiro, de origen vegetal, hermosa planta acuática que al secarse se obtenían finas láminas que permitían ser escritas. Esto data de 2400 a.C. y fue el pueblo egipcio quien lo inició. Las hojas individuales se pegaban y luego se disponían en rollos hasta de 16 metros de largo, sin embargo, este sistema resultaba algo incómodo para el cuidado y la permanencia de la escritura.

Pergamino: Cercano al siglo II a.C. un nuevo material comenzó a emplearse, se trata de una membrana obtenida de la piel de animales, que al quemarse, limpiarse y estirarse, proporcionaba una superficie fina, lo que hoy conocemos como “cuero de chivo”, donde se escriben los diplomas universitarios (en Venezuela), se trata del Pergamino. Su superficie era fina, resistente y elástica, de hecho se continúan usando. El origen de su nombre es la ciudad de Pérgamo en Grecia, donde existía una de las bibliotecas más grandes para la época. Este material desplazó al papiro.

El arte de escribir

Tablilla de Cera: Otra forma de escribir aunque no dejaba el registro anterior, es la tablilla de cera.  Como sabemos la cera se solidifica a baja temperatura y se puede escribir sobre ella, también raspar y reescribir encima, eso sucedía en la antigua Roma y Grecia. Según los entendidos, resultaba más práctica que los materiales precedentes de escritura. Eran pequeños bloques de madera recubiertos con capas de cera de abeja, para escribir se usaban un punzón que podía ser desde madera, metal, hueso o marfil, e iban unidas a un extremo con hilos o metal. Nada más parecido a un encuadernado.

Códices o Libros Reales: Ya para la Edad Media, con la presencia del Cristianismo, comenzó en verdad la historia del libro. Los romanos lo llamaban “códices”, del latín “Caudex”, o lo que es lo mismo, corteza o tronco de árbol, ya tenían aspecto de libro, protegido por una cubierta de madera, o en su defecto hojas de papiro o de pergamino pegadas, incluyendo internamente hojas escritas por ambas caras. Estos códices eran pequeños facilitando así su manejo y lectura, con números de páginas para simplificar la consulta.

No obstante, los paganos y el pueblo judío seguían apegados a la tradición del rollo y se mostraban muy desconfiados ante la novedad; eran los monjes quienes transcribían en ellos oraciones y textos sagrados. En esta época se cristaliza el deseo de crear obras literarias y este fue un estupendo logro de la humanidad.

La palabra escrita y el diseño: En el año 105 d.C., Cai Lun inventó el papel, y aunque pasó mucho tiempo para ver el primer libro con este material, entre los años 400 y 600 d.C., aparecieron los primeros manuscritos, esta vez iluminados con hojas de pergamino, además decorados con plata u oro, a color con tintes brillantes e ilustraciones. Auténticas obras de arte.

Libro Impreso: Son los chinos quienes idean bloques de madera con caracteres esculpidos, que al bañarlos con tinta permitían imprimir sobre la hoja en forma de sello, esto data del siglo VI d.C. Así se hizo el “Sutra del Diamante”, obra del año 868 d.C, un rollo compuesto de seis hojas con más de 5 metros de largo. No obstante para 1041, el tipógrafo, Bi Sheng inventó los tipos móviles de arcilla; en 1298 fue Wang Zhen quien perfeccionó el invento cambiando la arcilla por madera con un sistema de mesas giratorias, mejorando así la técnica de impresión.

Pero quien en definitiva llevó a Europa la idea de los asiáticos fue el orfebre alemán, Johannes Gutenberg, cuando el 23 de febrero de 1455 realizó un tiraje de 180 copias de La Biblia.

El arte de escribir

Foto de John-Mark Smith en Pexels

Actualmente quedan pocas copias en instituciones religiosas y bibliotecas universitarias, y aunque después de tanto tiempo pareciera que todas están en Europa, esa primera Biblia de Gutenberg llegó a los Estados Unidos en 1847, y reposa en la Biblioteca Pública de Nueva York.

Por último, las nuevas tecnologías permiten leer libros digitales y escribir a velocidad de nuestros pensamientos con más precisión que nuestros antepasados, pero no hay comparación alguna entre el uso de las palabras de cada idioma, la elegancia, el respeto, la forma y el contenido que al igual que el hombre, también ha cambiado con el tiempo.