Nació en Cuba el 21 de octubre de 1925, bautizada con el nombre de Úrsula Hilaria Celia de la Caridad de la Santísima Trinidad Cruz Alfonso, hija de Simón Cruz y Catalina Alfonso. Desde niña quería cantar y estar en esos bailes, sus padres querían que fuera maestra, pero ya finalizando la carrera se inscribió en el Conservatorio de Música, desde ahí participó en eventos y programas de radio, obteniendo premios por su voz, hasta que interpretó el tema “Nostalgia”, recibiendo 15 dólares, después pasó a cantar en la Gloria Matancera y la Sonora Caracas.

En 1959 fue contratada para cantar con un pianista en casa de Miguel Ángel Quevedo, propietario de la revista Bohemia. Ya Celia estaba en el tope de la popularidad gracias a los temas: “Yerbero Moderno”, “tu Voz” y “Burundanga”, pero tenía libertad de aceptar contratos como solista, permitiéndole llevar su voz por emisoras de Cuba y traspasar los horizontes, llegando a México, Venezuela y Perú.

El castigo que injustamente tuvo que pagar Celia Cruz

Instagram: @celiacruz

Mientras tanto, Fidel Castro se apoderaba de medios de comunicación, comercios y la televisión. En su discurso dijo: “La Revolución es algo así como una esperanza, aquella alegría impedía pensar en todo lo que teníamos que hacer todavía”… Para Celia estaban acabando con la libertad de expresión y el arte en su país. Una noche ella cantaba con el pianista en casa de Quevedo, los invitados empezaron a correr hacia la puerta, había llegado Fidel, ni ella ni el pianista se movieron, Quevedo le dijo que Fidel la quería conocer, porque cuando limpiaba su fusil en la Sierra Maestra lo hacía oyendo el tema “Burundanga”, Celia le respondió que la habían contratado para cantar junto al piano, que ese era su lugar, que si deseaba conocerla, que fuera él quien se acercara, pero el comandante no lo hizo.

En 1960 Celia fue contratada en el Teatro Blanquita con varias orquestas, terminado el ensayo, el director le anunció a todos que tendrían un invitado especial, y pidió a cada uno que concluida su actuación bajara a saludarlo, Celia presentía que ese invitado era Castro, y no se equivocó. Todos se retrataron con Fidel y éste pidió que cantara “Burundanga”, ella no accedió, alegando no tener las partituras. Al terminar abandonó la tarima, esa huida causó que no le pagaran por no reverenciar al Comandante. Celia respondió que “Si tenía que rebajarse para tener el dinero, prefería no tenerlo”.

La Revancha de Fidel

El castigo que injustamente tuvo que pagar Celia Cruz

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Ese año la buscaban para llevarla a eventos con Fidel, pero ella no asistía, la situación se volvió difícil y solo trabajaban los que halagaban al régimen. El 14 de julio de 1960 salió a presentaciones en México, desde entonces solo hablaba con su familia vía telefónica y sus llamadas eran interceptadas; aunque no pensaba regresar, en abril de 1962 murió su madre, al saberlo quiso despedirse personalmente, y empezó los trámites pero el permiso fue denegado.

Ella juró que mientras el régimen siguiera en el poder no pisaría suelo cubano. Celia pasaba sus momentos de tristeza en íntimo y nunca quiso reflejar su nostalgia al público porque ese público pagaba por su alegría.

 

 

Fuente:

Libro: Celia Cruz, mi vida.