La intervención y negligencia del hombre en materia ambiental no tiene precedentes, no atiende los gritos desesperados del planeta, ni comprende que somos pasajeros temporales de la Tierra. El Mar de Aral es el mejor ejemplo de eso.

El mar salado de Aral está catalogado como una cuenca endorreica (es decir, no tiene salida fluvial hacia el océano). Ubicado entre las regiones desérticas de Uzbekistán y Kazajistán, también conocido como “el mar – oasis”. Se mantenía entre la evaporación y el aporte de los ríos Amu Daria y Sir Daria (afluentes que tienen 5 países reclamando su propiedad: Kyrgyzstan, Tajikistan, Turkmenistan, Uzbekistán y Kazajistán).

El Mar de Aral, su batalla por sobrevivir

De NordNordWest – NASA images United States National Imagery and Mapping Agency 

 

Causas

Para 1960 ocupaba una superficie de 66.000 km2, siendo el cuarto lago o mar interior más grande del mundo, su cuenca hidrográfica medía 1,76 millones de Km2 y cubría gran parte del centro de Asia. Allí funcionaba perfectamente un hábitat de 100 especies de peces, 200 de mamíferos y 500 aves.

En los años 60, se rompió el equilibrio natural de este mar interior, afectando también a las personas a su alrededor, cuando Stalin ordenó obras de canalización para regar las llanuras adyacentes al río Sir Daria, y el delta del río Amu Daria, doblando así la superficie de los cultivos de arroz y algodón, de 4 a 8 millones de hectáreas, (por cierto plantas demandantes de mucha agua).

 

 

Consecuencias

Esta situación derivó en la migración de la población ya que el lago ha ido perdiendo cuerpo, quedaron lugares aislados en tres sectores distintos, y se perdió más del 95 por ciento de su volumen en 60 años considerándolo el mayor desastre ecológico del planeta causado por acción del hombre.

La población uzbeca y kazaja, que vivía en torno al Aral tenía un desarrollo local, pescaban, hacían comercio en agricultura de subsistencia, además de aprovechar el agua para autoabastecerse y recrearse. Ahora dos generaciones completas no conocen el Mar, solo había quedado la sal, la arena y las embarcaciones como mudo testigo del tiempo.

 

Acciones

A partir de 1991 con la separación de Kazajistán de la Unión Soviética, han cambiado las cosas, empeñados en desarrollar su industria de hidrocarburos y ante el desastre causado por malas decisiones en el Mar de Aral, en 2005 se concluyó la presa de hormigón Kakaral o kok-Aral, al norte del que fue el mar de Aral, en territorios de Kazajistán.

Paulatinamente el nivel de salinidad de la parte norte ha bajado, subiendo 38 metros para 2015; especies de peces se han insertado a través de trabajos científicos en la zona, para recuperar poco a poco la vida marina y el comercio, exportando a lugares lejanos como Ucrania, ya que el mar se había retirado casi 100 kilómetros al sur de la ciudad convirtiéndola en fantasma.

El problema persiste hacia el sur, donde una población ansiosa espera que las aguas vuelvan a ocupar sus espacios y poder disfrutar del mar salado donde aprendieron a nadar.

Esto es una muestra que no se trata de política, las naciones socialistas y capitalistas también cometen delitos ambientales. He aquí una muestra de ello.

 

 

Fuentes: