El beso ha inspirado un sinfín de poemas y canciones para llegar a la emoción de la persona amada, pero, ¿qué sabemos de esta práctica a la que se le atribuye un increíble poder? Si lo revisamos según la etimología, “beso” es una voz latina, que proviene de “basium = beso”. En una jarcha andalusí del siglo XI se empleaba el término baigare, basiare = besuquear, morrear.

Se celebra el 13 de abril en honor al beso más largo registrado en la historia, ocurrido en Tailandia para conmemorar el Día de San Valentín (2011), cuando una pareja local rompió un récord mundial con el beso más extenso, que tuvo una duración de 46 horas, 24 minutos y 9 segundos. Luego en 2013, la misma pareja rompió su mismo récord al darse un beso, sin despegarse por un segundo, de 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Además, esta fecha es un recordatorio de la importancia que tiene el beso para las relaciones humanas.

“Filemamanía” o deseo de besar

Historia del beso

Se cree que todo inició con la lactancia o quizás mucho más atrás, cuando los homínidos o primates caminaban por el mundo y tenían que alimentar a sus crías a través de la boca. Pero los indicios más antiguos, con evidencia hasta hoy, provienen de La India, donde se encontraron figuras de seres realizando esta práctica talladas en piedra, dentro de templos. Así mismo, en el famoso libro Kamasutra, escrito hacia el siglo III después de Cristo, se pueden encontrar referencias alusivas al beso.

“Filemamanía” o deseo de besar

La química del beso

Según estudios en la materia, con un beso se activan hasta unos 30 músculos faciales, 17 de ellos relacionados con la lengua, se transfieren 9 miligramos de agua, otros 0,18 de sustancias orgánicas, 0,7 de materias grasas, 0,45 de sales minerales, además de millones de gérmenes, bacterias y microorganismos, y se queman, a lo largo de tres minutos, unas 15 calorías. De manera que besar es bueno para la salud. Además no puede verse como un simple acto erótico, sino que va más allá de eso.

Para las parejas, que acostumbran besarse, representaría tener una vida más larga y feliz, ya que tiene poder terapéutico y psicológico. En algunas culturas significa el éxito o fracaso entre los amantes. Sin él, no están presentes el deseo, la pasión y el amor por el otro. Este deseo tiene un nombre científico: filemamanía. Y es que siempre queremos más, porque el beso es una droga natural. El cerebro es adicto a la oxitocina,  producida con cada beso, además influye en funciones básicas como el enamoramiento, el orgasmo, parto y amamantamiento, y está asociada con la afectividad, la ternura, el tacto.

“Filemamanía” o deseo de besar

El beso según las creencias y culturas

En la cultura malaya se excitan acariciando con la nariz más que con los labios: en el transcurso de esta operación pueden llegar a su máxima satisfacción.

Los esquimales y ciertas tribus somalíes y de Nueva Zelanda, desconocen el beso o no lo relacionan con el amor.

En Melanesia (Oceanía) los enamorados se despiojan mutuamente, y cuando la pasión va tomando fuerza se arrancan los pelos y se besan.

Para los filipinos besar consiste en acercar la nariz a la cara y sorbiendo, aunque en Manila emplean además los labios, mostrando su interés sexual arrugando la nariz como si quisieran olfatear, ya que el olfato tiene más importancia que el tacto en el amor primitivo: no usan “dame un beso”, sino “huéleme”.

Los japoneses carecen de palabra para “beso” entre dos personas. Así que en esta cultura no existe.

Los chinos besan a su amante tocándole la mano, la mejilla o la frente, no con los labios sino con la nariz, olfateándola, y rematando la acción “chasquiando” los labios.

“Filemamanía” o deseo de besar

Otro beso polémico, quizás es el que aparece en La Biblia, siendo un hecho más bien simbólico, cuando Judas besa a Jesús y con él, sella su destino.

En la antigua Persia, era común que los hombres se besaran, mientras que para los Celtas, este acto era, hasta cierto punto medicinal. Se consideraba un acto impuro besar a una doncella en la época medieval.

Es a partir de la Revolución Industrial, que la costumbre es vista como un acto normal entre personas que se relacionaban afectivamente, pero que sólo podía llevarse a cabo en la absoluta intimidad, ya que de lo contrario, era censurado por la sociedad.

A partir del romanticismo cambió la censura para el acto de besar. Existía ya más libertad de expresar sus sentimientos, generando la revolución sexual que hasta la fecha, se ha convertido en algo normal, gracias a la modernización. Hoy es una práctica bastante habitual, que se usa mundialmente para demostrar lazos afectivos como la pasión, la amistad, el afecto y el amor entre los seres humanos.

“Filemamanía” o deseo de besar