Este caraqueño que estudió comunicación social, nunca pensó que ilustrar con sus cuentos las vivencias, la cotidianidad y los valores de los venezolanos, sería su forma de ganarse la vida. Un show que empezó en España, después tomó forma en Miami, y desde ahí ha cautivado a millones de personas.

Sus cuentos cortos llenos de ironía, son entretejidos con sentido figurado y sarcasmo, capaces de recargar las energías de su público. Llegan tan lejos, que han sido doblados y compartidos por otros artistas e influencers.

El George Harris, como es llamado, fue desde su infancia muy creativo contando lo que ocurría, reflejando aquellos momentos familiares, escolares y el diario vivir del venezolano, especialmente el de la capital.

En el año 2002 se fue a España y estudió actuación, pero fue allá donde descubrió el gusto por la comedia. Mientras eso ocurría, tomó trabajos asistiendo a turistas y como extra.

George Harris, humor venezolano de exportación

Foto: IG @elgeorgeharris

Su primer Stand-Up

Subió a su primer show por insistencia de unos amigos, en Chueca, España, y su tema era “¿Por qué un venezolano decide irse a España?”, pregunta que le repiten constantemente.

Regresó a Venezuela con un modelo de evento poco conocido, el Stand-Up, y le tocó comenzar a buscar oportunidades y tocar puertas, hasta que le dieron un espacio los lunes, en un antiguo local en el año 2005, y aunque su público fue creciendo, no respondía a su anhelo en ese momento. Así que decidió irse a Estados Unidos.

En Miami, solo pensaba estar tres meses, pero terminó estableciéndose definitivamente, al principio, su espectáculo lo hacía en un bar alejado, siempre con la negativa de terceras personas. En aquel primer show, la dueña sintió pena por la poca asistencia… “Yo me subí y les dije a los asistentes que se agarraran de las manos, que íbamos a hacer una cadena de oración para que llegara más gente. Yo creo que funcionó”, cuenta George.

Pasados 2 años el público superó la capacidad y comenzó a presentarse en Flamingo, “el primer día metimos 370 personas y quedó gente afuera”, dijo. Actualmente lleva 5 años presentándose todos los jueves, tiene un equipo de apoyo, y sus materiales están disponibles en Instagram y YouTube.

Se siente en su propia terapia cuando sube al escenario, y espera que su público también lo disfrute. Quizá la diferencia entre un venezolano o un colombiano que lo escuche, sean las marcas o los lugares, pero las anécdotas, son iguales en todos los hogares latinoamericanos.

Alguien le dijo que tenía que hablar con acento neutro, porque no lo entenderían, pero eso no ha ocurrido porque somos la misma gente.

“Yo no voy a perder mi identidad y voy a hablar así hasta que vengan los cuatro jinetes del Apocalipsis”.