Cuando converso con mi doctora me dice que hay personas de mentes gordas, es decir piensan, actúan y así en razón a los alimentos, y aunque estén a dieta, bajen de peso y tengan los niveles aceptables, su mente les juega malas pasadas y son “gordos en su mente”, esos gordos bajan rápido de peso si se lo proponen pero no tienen voluntad para cambiar su estilo de vida.

Otras personas, por el contrario, tienen un sistema metabólico descontrolado, hay quienes para ganar peso deben hacer ejercicios, otros que solo tomar agua les engorda y unos más que se sacrifican al extremo teniendo una relación de amor/odio con los alimentos y con su cuerpo. En razón de esta necesidad de salud o estatus, se ha observado la puesta en práctica de la Dieta Keto, un régimen que originalmente se estableció para pacientes con epilepsia, de acuerdo a los estudios del investigador Russell Morse Wilder.

“Ketomanía”

El Dr. Wilder, fue médico, científico y profesor norteamericano, nacido en Cincinnati en 1885, reconocido por sus investigaciones sobre las enfermedades del metabolismo y nutrición, como la dieta cetogénica, utilizada para el tratamiento de pacientes con epilepsia.

Para 1924, sus estudios le permitieron poner en práctica la dieta cetogénica como tratamiento contra la epilepsia, y debido a que producía una reducción de grasa en el cuerpo, provocando un adelgazamiento rápido, se hizo famosa como dieta para adelgazar. Esta dieta logra que el cuerpo entre en un estado de cetosis debido a la reducción, casi eliminación, del consumo de carbohidratos (para este fin solo se permiten entre 10 y 20 gramos según el peso inicial y la actividad física).

“Ketomanía”

Entendiendo la cetosis

Los cuerpos cetónicos son compuestos metabólicos generados en el organismo, como respuesta a la falta de reservas de energía provenientes de los alimentos, que son el combustible del cuerpo, siendo los hidratos de carbono la primera fuente de energía. Los músculos recurren primero a la concentración de glucosa en sangre, cuando no existe la glucosa necesaria, se considera que los niveles de glucemia están bajos, entonces los músculos recurren a la energía en las reservas de glucosa, que son los hidratos de carbono que acumula el organismo, y si esas reservas se terminan, entonces se produce la cetosis.

Se puede decir que es un estado donde forzamos al organismo, el cual responderá similar a una situación de emergencia. Ya que una dieta saludable consiste en consumir variedad de alimentos de forma equilibrada, priorizando las verduras, frutas y legumbres, parece obvio que la dieta keto tiene sus riesgos y no es válida para todo el mundo. Recordemos que nuestro corazón y cerebro necesitan energía constante, cuando estos órganos no obtienen el “combustible” normal, recurren a los cuerpos cetónicos de manera excepcional y éstos no deben fallar.

“Ketomanía”

Es tan importante tener un cuerpo alineado en alimentación y energía, que en situaciones extremas de cetosis se puede producir cetoacidosis: los cuerpos cetónicos -ácidos- bajan el nivel de pH de la sangre, provocando que sea más ácida. Esto afecta negativamente a los órganos, con consecuencias de diversa gravedad: mal aliento, dolores de cabeza, problemas de riñón, náuseas, mareos, calambres y debilidad muscular, incluso edema cerebral.

Este régimen no está recomendado para personas con enfermedades metabólicas, problemas de tiroides, riñón, hígado o páncreas, diabéticos o pacientes con Trastornos de Conducta Alimentaria. Asimismo, se desaconseja seguir esta alimentación a largo plazo, ya que es muy desequilibrada. Debido a que no es posible lograr adherencia, no sería una dieta adecuada para mantener el peso, y puede provocar efecto rebote, además es muy importante tener la guía experta del médico especialista en nutrición y conocer las limitaciones de nuestro organismo.

“Ketomanía”