Aruba, Curazao y Bonaire, tres islas en la ruta de Sotavento, pasaron de ser posesión de los indígenas arahuacos y Caribes a punto racial, intercultural y mercantil con intrincadas historias.

Colonización

Ubicadas solo a 34 kilómetros de Venezuela, fueron descubiertas por Alonso de Ojeda quien avistó Curazao en 1499 y la llamó Isla de los Gigantes, (debido al tamaño de sus pobladores, comparado con la talla de los españoles), también las llamaron “las Islas Inútiles”, por no conseguir en su momento, riquezas que informar a la corona. Con larga trayectoria de piratas, corsarios, contrabandistas, ventas de esclavos, clanes familiares sefardíes, conceptos religiosos cerrados y conexión estratégica entre el Caribe y Ámsterdam, que permitió el intercambio que aún perdura.

Las “Islas Inútiles”, Bastión sefardí en el Caribe
Piratas judíos del Caribe radioseferad

Aruba en lengua posiblemente arahuaco significa “Isla de la Concha Aruba”; Curazao “Isla de la Curación o Curazao y Bonaire “Buen aire”. Todas forman parte las Islas “Sotavento” denominadas así, porque están por debajo de las corrientes dominantes del viento. A la misma altura de una serie de islas pertenecientes a Venezuela, con lenguas mezcladas entre el indígena, español, francés, inglés, portugués y Neerlandés, tiene como lengua oficial el Neerlandés pero la mayoría de sus habitantes hablan el papiamento que ya tiene presencia en medios digitales, radio, televisión y prensa.

Los Neerlandeses

Si revisamos los antecedentes, para aquellos tiempos el desorden político de España para administrar no solo su propio país, sino las tierras coloniales, derivó en la pérdida de muchas provincias, por la incapacidad de surtirlas de lo mínimo indispensable. Además los neerlandeses arrebataron Curazao a los españoles en 1634, pues necesitaban urgentemente una base naval en su guerra contra ellos. Bonaire y la vecina Aruba cayeron en manos neerlandesas en el año 1636 y comenzaron en 1639 la producción de sal. Además, fue la comunidad judía sefardí, descendientes expulsados de España quienes promovieron la perdida de esos territorios a favor de los países bajos.

El nacimiento de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales en 1621, fue el punto de partida para la llegada de los sefarditas a Curazao. Se presenta el escenario del contrabando en Venezuela durante el siglo XVIII particularizando la costa de Coro, por ser el núcleo de acción de los sefarditas asentados en Curazao; hacían transacciones con carne de ganado, cacao, café, cueros y usaban los afluentes del centro occidente del país para sacar sus mercaderías hacia el mar.

Las “Islas Inútiles”, Bastión sefardí en el Caribe
Sefardíes del Caribe radioseferad

Lo que quizás muchos no sepan y está registrado a través del tiempo, imposible comprender en su total complejidad la historia económica entre Curazao y Holanda, entre Curazao y la cuenca del Caribe, sin estudiar las relaciones familiares, las redes comerciales construidas a través de matrimonios endogámicos entre familias aliadas, habla de una diáspora sustentada en relaciones familiares, un pasado y una historia común e intereses comerciales mutuos, tanto que “el comercio y el parentesco estaban unidos”.

Las Familias y descendencia

Los sefarditas de Ámsterdam fueron y son conscientes de sus relaciones de parentesco, y esta consciencia viajó al Caribe y tomó aún mayor fuerza en la siempre pequeña congregación sefardita de Curazao. Fue una red hecha a la medida del capitalismo mercantil, sustentada en los matrimonios acordados por los paterfamilia y la familia numerosa, y donde el varón destacó a título personal, pero respondió y actuó en nombre y con el respaldo de una red familiar comercial que enlazó ambos lados del Atlántico y demostró ser exitosa mientras se conservó el clan familiar sefardí.

Un tema casi no abordado pero fundamental para comprender el destino de la congregación sefardita de estas islas, en especial de Curazao es el mundo familiar con mujeres afro descendientes, que no afectó la dinámica de la familia clánica ni afectó la tupida red de intereses económicos. Generó, eso sí, una importante masa de mestizos que hoy forman parte del criollo en diferentes islas y tierra firme.

Los matrimonios de mixta religión no se vieron en Curazao sino hasta el siglo XX. Lo más lejos que vio el siglo XIX fueron aislados matrimonios entre mujeres sefarditas y hombres askenazíes (descendiente de un bisnieto de Noé’, identificada en la Edad Media con Alemania). Lo que si se afirma es que hubo cruce de sefardíes que desde curazao visitaban todo el caribe, por ejemplo, la comunidad de Manaure (guajira), se pobló con los Henríquez de Curazao con las indígenas del lugar.

De ahí también deriva la mezcla espectacular en las características físicas, en la costa caribe, en la olla del Lago de Maracaibo y la boca hacia el mar Caribe, con predominio de personas morenas de ojos claros, rubios intensos con apellidos maternos, porque en muchos casos no fueron reconocidos por el extranjero. Basta con revisar estos aspectos contra los registros y árboles genealógicos para caer en cuenta de todo el “desorden” étnico que se formó durante y después de la conquista.

Por toda América

Las “Islas Inútiles”, Bastión sefardí en el Caribe
Willemstad, Curacao sfarad.es

Sin embargo a 2021, los migrantes van errantes por toda américa, fruto de los pésimos gobiernos de muchos países, unos hacia el norte, otros hacia el sur, despreciados e incluso acosados, pero en realidad somos los mismos.

Estos “apellidos sefardíes” se han diseminado no solo en Aruba, Bonaire y Curazao, sino por Venezuela, Colombia, las Antillas, Bahía, Recife, St. Maarten, Tobago, y Saba. y si los revisamos veremos la conexión comercial, política, religiosa y de profundo poder que sobre salen de cualquier sentimiento nacional, dejando de lado de forma displicente a los criollos, afro descendientes e indígenas, y entendiendo el carácter cíclico que tienen nuestras vidas, expulsados de España, reunificados en Holanda, repartidos por todo el mundo, es un ir y venir de humanos con habilidades para el comercio sin dar la espalda a su origen.