Cuando las migraciones hebreas se mudan a otros territorios, llevan consigo costumbres, idioma, ritos y general su cultura, pero al interactuar con otras comunidades por muchos siglos, van acoplándose a esas formas diferentes. Sin embargo, hay registros de expulsiones, leyes que les obligaban a convertirse a la religión católica, impedimentos para usar sus vestimentas, hablar sus lenguas e incluso castigos cuando estas prácticas las hacían en sus hogares, en íntimo. De manera que había una dualidad en el vivir cotidiano de estas personas.

En estas épocas, los nombres y apellidos sufrieron también los cambios, algunos dejando su significado pero en otro idioma, otros totalmente diferentes castellanizados o al idioma donde vivían (Alemania, Polonia, Rusia, Etc), algunos más tomaron apellidos comunes ya establecidos. Existen casos donde el no tener posición económica significaba llevar un apellido grotesco y hasta ridículo, en cambio, quien podía pagar usaría un apellido más decente y hasta elegante.

Retornando a los pueblos de América, somos el resultado de una mezcla originada en una España de la Edad Media, tomada por visigodos (guerreros nórdicos que sometieron gran parte de Europa), después la caída de este reino que fue: el cambio climático, enemigos externos, división interna, crisis económica y una pandemia (¿se les hacen familiares estas causas?). Paralelamente una España Musulmana con 8 siglos de dominación, reinos cristianos en pugna territorial contra los invasores y después comunidades hebreas establecidas luego de la gran migración, son la mezcla de lo que recibió América a partir de la conquista.

Por sino lo viste: Nombres y apellidos (Parte I) “Hispanos”

En España para 1391 hubo una gran revuelta contra los judíos, quizás porque eran prósperos, manejaban los sistemas financieros, poseían grandes conocimientos en matemáticas, medicina y otras ciencias, y para 1492 se revela el edicto de expulsión firmado por los reyes católicos, donde se da 4 meses para convertirse a la fe cristiana o abandonar definitivamente los reinos de Castilla y Aragón. Los que se convertían tomaban los apellidos españoles corrientes, aquellos que no dieran ninguna muestra de judaísmo, patronímicos como Córdova o Sevillano.

Sus descendientes debían mantener su carácter cristiano y en lo posible ocultar su origen judío, incluso para optar a un cargo público, se exigía demostrar pureza de sangre por varias generaciones anteriores, es decir no tener antepasados judíos o musulmanes. Por lo tanto, es muy atrevido decir que un apellido español tiene origen sefardí, porque cualquier apellido puede tener diferentes orígenes, y para saber si una familia tiene ascendencia judía hay que hacer el árbol genealógico, comenzando desde uno mismo.

Nombres y apellidos “convertidos al cristianismo” (Parte II)

Muchos de los judíos o conversos expulsados emigraron a Portugal, donde adoptaron la forma de los apellidos que terminan en s y no en z, como: Fernándes, Méndes, Gómes. Estos Méndes por ejemplo, se convirtieron en poderosos banqueros con agentes en todos los puertos de Europa y el Mediterráneo, dominando todo el comercio de especias de las indias portuguesas. Recordemos que los Kinnuim (nombres adoptados), ocultaban el verdadero nombre judío. Ejemplo el apellido Benveniste (Bienvenido o Shalom), ellos cambiaron a Méndes al ser expulsados a Portugal se llamó Francisco Méndes, cabeza de ese imperio de comerciantes.

El apellido Abreu con un claro origen judío, era la forma catalana de decir hebreo, igual ocurría con el apellido Sábato, que aunque en algunos casos tiene un origen no judío, fue muy popular entre ellos, tomado como un derivado de Shabbat utilizado en el medioevo como nombre de buen augurio.

Pérez un típico apellido español muy difundido, proviene de la forma en que se llamaba al hijo de Pedro, que antiguamente en su forma aragonesa era “Pero” o “Pere”, agregando el sufijo patronímico ez, pero existe una coincidencia lingüística, lo que se llama homofonía con un nombre hebreo bíblico, y el nombre de uno de los descendiente de Yaakov “tras la palabra”, en la tribu de Judá, su nombre se encuentra según la versión de la biblia traducido como “Phares”, “Peretz”.  En conclusión podemos decir que Pérez es un apellido español aunque en algunos casos podría tener origen sefardí.

A cada grupo de judíos en diferentes países se les aplicó la ley, pero será otra entrega la que nos permita explicarlo. En 1948 con la fundación del estado de Israel muchos judíos emigraron desde todo el mundo al nuevo estado, entonces ocurrió lo inverso, aquellos judíos obligados a usar otros nombres los recobraron, como por ejemplo: Golda Meyerson, primera Ministra tomó su nombre hebreo de Golda Meir, Szimon Persky se transformó en Shimon Peres (Presidente del estado de Israel). Los apellidos son testigo de nuestro pasado, nos orientan sobre cómo fueron las cosas para nuestros ancestros, nos ubican en aquellos que hicieron posible que estemos hoy aquí y formará parte del futuro de nuestros descendientes.

Nombres y apellidos “convertidos al cristianismo” (Parte II)

Imagen de Roger Casco Herrera en Pixabay

 

Fuente:

Pablo Briand