Originadas en el período Plioceno, se alza Pamukkale, un sitio lleno de encanto y poder curativo en la provincia de Denizli, región del Egeo al sudoeste de Turquía.

El Castillo de Algodón o Pamukkale, es un sitio tan antiguo como hermoso, al que el hombre moderno dañó en su afán por el dinero, pero que ha sido recuperado para el disfrute organizado y respetuoso.

En la era antigua estas fuentes sagradas hacían parte de un complejo que disfrutaban las clases altas de la ciudad sagrada helenística “Hierápolis” 180 a.C, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Fue el corazón de la antigua Grecia aproximadamente el siglo IV a.C., luego convertida en una importante ciudad romana en el avasallante proceso de conquista de la época; pero al caer el imperio, también lo hicieron los sitios conquistados.

Después la ciudad fue saqueada por bárbaros y olvidada, allí permanecen las ruina ciudad, la Biblioteca, el Teatro, los Baños turcos, el alcantarillado, el Templo de Apolo y la Puerta al Inframundo también conocidas como Cuevas de Plutón,  porque quien entraba allí moría debido a los gases que emanaba (dióxido de carbono), se pensaba que era Plutón, Dios de los infiernos quien enviaba esos gases.

Otro atractivo de este complejo es la piscina donde se bañaban los romanos y la legendaria reina egipcia Cleopatra.

Pamukkale o Castillo de Algodón, increíbles aguas termales en Turquía.

Teatro Hierápolis. CC Little MiMi en Pixabay

El castillo de algodón tiene 2700 metros de longitud y 160 metros de altura, su belleza e impresionantes formas se divisan a gran distancia, se cree que movimientos tectónicos en la depresión de la falla de la cuenca del rio Menderes, además de ocasionar frecuentes terremotos, también dieron paso a la aparición de numerosas fuentes de aguas termales, con un alto contenido de minerales, en especial calcio, bicarbonato, algunos materiales radioactivos y creta (roca sedimentaria de origen orgánico, blanca, porosa y blanda, un tipo de caliza usada para elaborar tiza), además travertino.

Cada segundo brotan aguas minerales que lucen como hermosas piscinas, un promedio de 250 litros de agua, precipitando 2,2 gramos de creta por litro de agua, con el transcurrir del tiempo algunas fuentes se secan, pero surgen otras, lo que hace del paisaje algo irreal que deja maravillado a propios y extraños que aprecian estas aguas saludables.

Se le atribuyeron bondades terapéuticas desde la antigüedad por parte de Asclepio (semidiós de la medicina), su hija Hygieia (diosa de la salud, la higiene y la sanación), todos bajo la protección de Apolo (dios de la medicina y curación)

Pamukkale o Castillo de Algodón, increíbles aguas termales en Turquía.

Pamukkale. CC LoggaWiggler en Pixabay

Las capas blancas de piedra caliza y travertino bajan en forma de cascada por un lado de la montaña, y visualmente semeja una cascada congelada, adquiriendo formas caprichosas al solidificarse, como piscinas en media luna en terrazas que se llenan de agua con poca profundidad, formando una suerte de escalones que van de 1 a 6 metros de alturas o estalactitas que sostienen y unen las terrazas.

Las rocas más antiguas existentes ahí son mármoles cristalinos, cuarcitas y esquistos del periodo Plioceno, y la capa superior es de la era cuaternaria, el aspecto de deslumbrante blancura es de reciente data.

No dejen de programar una visita a este maravilloso lugar, existen paquetes turísticos, solo armarse de ánimos, ropa cómoda, hidratación, relajado y mucho respeto al ambiente y lo que fue el pasado de la civilización que aún tiene mucho por descifrar.