Jeff Bezos y su hermano Mark quedaron en la historia como los primeros civiles en ir al espacio con una compañía privada, este hecho será inmortalizado entre los alcances de las grandes inversiones para expandir las comodidades humanas como lo serán los próximos viajes de turismo espacial. Sin embargo, ¿qué tan peligroso puede ser ir al espacio?

Al escuchar “viajes al espacio” nos imaginamos imágenes de películas como 2001: Una odisea del espacio o Armagedón, pero lo cierto es que el viaje que realizarán los Bezos con Blue Origin en la espectacular nave New Shepard será distinto; principalmente al tratarse de un viaje suborbital.

La cápsula del New Shepard es completamente autónoma, confiando los controles de viaje en una avanzada computadora que llevará a la tripulación fuera de los límites terrenales. En ninguna de sus 15 pruebas se ha presentado algún percance explosivo, lo cual es positivo, más poco común en un vehículo espacial en etapas de prueba.

Los vuelos suborbitales no requieren de velocidades extremas o un proceso drástico para entrar de regreso a la atmosfera de la Tierra. Cuando una nave regresa de un viaje orbital, las asombrosas velocidades a las que desciende en la atmosfera terrenal representan un proceso sumamente riesgoso. En el caso de los viajes suborbitales, esto no es materia de preocupación.

En los viajes espaciales, las temperaturas externas de una nave espacial pueden alcanzar los 3.500 grados Fahrenheit y hasta 4.5 fuerza G que se experimenta en la nave. Los astronautas requieren de una extenuante preparación para soportar estas condiciones aeroespaciales.

La cápsula New Shepard está presurizada, por lo que la tripulación no necesita de un traje especial para mantener su integridad. En caso de perder presión, Jeff Bezos, su hermano Mark y el ganador del concurso de Blue Origin podrán acceder a mascaras de oxígeno. La cápsula también integra un sistema de eyección en caso de cualquier emergencia.

Aún presentando un cuadro de posibilidad de menor riesgo, este viaje del New Shepard no garantiza no sufrir ningún percance o falla. Aún cuando los viajes suborbitales, en teoría, son menos riesgosos que los viajes orbitales, pueden llegar a ser letales.

En el 2014, en un vuelo suborbital de prueba de Virgin Galactic, uno de los copilotos del viaje activó el sistema de estabilización de descenso de la nave de manera prematura, causando un quiebre en el vehículo y la muerte de uno de los pilotos.