Siete compañías tecnológicas de China fueron agregadas a una lista negra del Departamento de Comercio de los Estados Unidos por entablar lazos con el ejército chino. Según el Departamento, estas compañías que trabajan en el campo de la supercomputación habrían ayudado al ejército y gobierno en desarrollar programas de armas de destrucción masiva.

Este movimiento de agregar el nombre de dichas compañías a la Lista de Entidades – como se le conoce a este tipo de listas – restringe severamente a las compañías, firmas o entes financieros norteamericanos a entablar relaciones comerciales con las compañías chinas agregadas a la lista.

Gina Raimondo, la secretaria de comercio de los Estados Unidos, alegó que la supercomputación y las capacidades de su desarrollo son fundamentales para trabajar con sistemas de armamentos y seguridad nacional, incluyendo armas hipersónicas.

Catalogó estas relaciones entre compañías y gobierno chino como “esfuerzos de desestabilización de la modernización militar” y que el Departamento de Comercio evitará que China se aproveche de tecnologías estadounidense para estos esfuerzos.

La integración de compañías chinas en la Lista de Entidades – o Entity List en inglés – se remonta a la administración de Donald Trump, la cual emprendió a agregar más negocios chinos a esta lista negra a un ritmo más rápido, siendo quizás el caso más reconocido el de Huawei, una de las compañías de telecomunicaciones más importantes del planeta, fundada precisamente en China.

La lista se agrandó notoriamente en un solo día, añadiendo siente compañías, sin embargo las consecuencias pueden ser extensas con respecto a las relaciones que estos negocios entablaban o aspiraban aumentar con partes estadounidenses.

 Entre las compañías en lista negra están: las sucursales de National Supercomputing Center en Zhengzhou, Jinan, Shenzhen y Wuxi; también Shanghai High-Performance Integrated Circuit Design Center, Tianjin Phytium Information Technology y Sunway Microelectronics.  

El nuevo gobierno liderado por Joe Biden se encuentra revisando las posturas establecidas en el Departamento de Comercio en la administración de Trump. Por lo que aparenta ser, la administración de Biden mantiene la postura cimentada con respecto a las relaciones con China, en un ambiente de confrontación estratégica, especialmente en la industria tecnológica.