Aunque las palabras “ExxonMobil” y “ecología” difícilmente podrían pertenecer en un mismo párrafo en sentido positivo, los vientos parecen estar cambiando de rumbo acerca de la responsabilidad ambiental de una de las compañías trasnacionales más contaminantes del planeta.

ExxonMobil, petrolera estadounidense con presencia en más de 40 países del mundo, es una de las compañías que emite mayores emisiones de gas de efecto invernadero. Asimismo, ha sido una de las compañías más acérrimas en la lucha corporativa en contra de las regulaciones ambientales para atacar el cambio climático.

Esta semana, la petrolera ha comunicado su propuesta de un ambicioso proyecto mixto público y privado, valorado en $100 mil millones, para poder secuestrar cientos de millones de toneladas métricas de dióxido de carbono en las formaciones geológicas del Golfo de México.

¿Cómo se puede secuestrar el dióxido de carbono?

Evidentemente, no se trata del sentido figurado del verbo secuestrar, sin embargo el secuestro de dióxido de carbono es un método aplicado para reducir los niveles atmosféricos del agente contaminante a partir de la disminución de emisiones, o removiendo el dióxido de carbono en la atmosfera para luego almacenarlo en reservas geológicas o en el ecosistema oceánico.

Si alguien se pregunta si almacenar dióxido de carbono en la tierra es positivo, sí lo es. La manera en cómo miles de hectáreas áreas forestales o pradera se han convertido en terreno para el cultivo, ha reducido considerablemente el carbón del suelo a pérdidas históricas. Al almacenar cantidades de carbono traído desde la atmosfera se podrá contrarrestar este efecto.

De contaminador histórico a impulsar una recuperación ambiental histórica

Irónico que parezca, esta movida de ExxonMobil contraria a la tendencia ecológica de la compañía, significaría ser el intento de secuestro y captura de carbono más grande jamás hecho en la historia del planeta.

Exxon establece que requiere de “$100 mil millones o más” de agencias gubernamentales y privadas para poder capturar los 50 millones de metros cúbicos estimados para el año 2030, especulando poder doblar la cifra para el 2040.

El anuncio se dio a conocer por un post de blog de Joe Blomaert, presidente de Soluciones de Reducción de Carbono de Exxon. Blommaert ocupa la silla de este departamento desde hace pocos meses, sin embargo su rol ha sido convertir la captura de carbono en un método seguro y lucrativo que encamine a la petrolera más grande de los Estados Unidos a un óptimo futuro, el cual sobrelleva fuertes presiones para que las compañías se adapten a la energía diversificada.