El impacto del coronavirus se extiende aún cuando la emergencia mundial se ha apaciguado a nivel internacional. La industria del turismo alrededor del mundo se enfrentaría a pérdidas históricas donde los países tercermundistas han padecido de abruptas adversidades impidiendo un manejo de la pandemia y campañas de vacunación para la población de forma óptima.

Los aviones despegan y aterrizan, los ciudadanos con pasaportes entran en las fronteras a un ritmo que progresivamente aspira volver a los niveles previos al COVID-19. Sin embargo, esta tendencia parece presenciarse mayormente en países de Norteamérica y Europa, estando países como Ecuador, Turquía y Sudáfrica – de extraordinaria dependencia al turismo – padeciendo graves problemas para abrir sus fronteras a los turistas.

Además de estos tres países en tres continentes distintos, las estadísticas económicas muestran a islas como Santa Lucía y las Maldivas en serios problemas, sufriendo las consecuencias del impacto al igual que múltiples países de Asia y Oceanía.

La actividad del turismo es la principal fuente de ingresos de incontables pueblos alrededor del mundo, esta es quizás la industria más golpeada desde que la pandemia del COVID-19 dio inicio. Las consecuencias de experimentar puntos turísticos sin visitantes por segundo año consecutivo serían catastróficas para millones de personas.

El duro golpe al turismo internacional provocaría un drástico incremento de un 5.5% en el desempleo. Este porcentaje merece notoria alarma ya que involucraría a cerca de 120 millones de puestos de trabajo en riesgo de perderse. Las economías de los países afectados dejarían de proveerle empleo, en su mayoría, a jóvenes, mujeres y trabajadores informales.

Conseguir una reapertura en la industria es una tarea sumamente compleja, lo suficiente como para haber sido un dolor de cabeza para las potencias del mundo. El principal problema a enfrentarse en países menos desarrollados, es la inhabilidad de una vacunación masiva y eficiente, impidiendo así decrecer los números de contagios.

Ante un fracaso en la contención del virus, los viajeros no encuentran suficiente confianza para invertir en visitar a un país. Además, un ambiente económico mermado y golpeado por el confinamiento del 2020 es otro incentivo para mantenerse al margen de visitar ciertos lugares.

Zurab Pololikashvili, secretario general de la Organización Mundial de Turismo, estableció que “el turismo es el sustento de vida de millones, y avanzar en la vacunación para proteger a las comunidades y apoyar el reinicio seguro del turismo es indispensable para la recuperación de trabajos y generar recursos necesarios, especialmente en los países en desarrollo.”.