En una bizarra maniobra financiera, el gigante tabacalero Philip Morris anunció la toma del 75% de las acciones de Vectura, fabricante de inhaladores. A pesar de las condenas de varias organizaciones de salud, la compañía tabacalera más grande del mundo se hizo con la fábrica británica con la aprobación de más del 45% de los accionistas.

Según Jacek Olczak, CEO de Philip Morris International, la adquisición de Vectura forma parte de la estrategia de la compañía para Beyond Nicotine, una campaña internacional para reducir la presencia de químicos letales en los productos para fumadores.

Philip Morris International es reconocida por comercializar los populares Marlboro, Parliament, Chesterfield, entre otros. Su vasta presencia en más de 180 países la convierte en la tabacalera más grande a pesar de haberse separado de Altria en el 2008.

La compra de Vectura – como resalta la misma Philip Morris – es un paso crucial para impulsar los esfuerzos de la compañía en transformar más de la mitad de sus ganancias percibidas desde la venta de productos libres de humo, como han resultado los popularizados cigarrillos electrónicos o las drogas respiratorias comerciales.

Vectura Group nació como un emprendimiento farmacéutico en Chippenham, Inglaterra en 1998. La compañía hasta ahora ha manufacturado 13 medicinas respiratorias para inhaladores, de importante eficacia para atacar el asma. Entre sus clientes más reconocidos están Novartis y GlaxoSmithKline.

La compra de la mayor parte de las acciones de Vectura por $1.400 millones es sumamente criticada por más de 35 organizaciones para la salud, expertos en la salud pública y actores del sector clínico. El ministro de salud del Reino Unido, Jo Churchill, fue persuadido por una carta adscrita por críticos instando al gobierno a intervenir en el asunto.

La carta enviada cuenta con las firmas de la Fundación Británica Pulmonar y la Investigación del Cáncer del Reino Unido. En la comunicación se denota que la negociación de compra no es de prioridad pública y que en efecto sería una “incentivación perversa” de Philip Morris para “lucrarse” al tratar las enfermedades respiratorias que sus propios cigarrillos causarán en la población.

“Es preocupante la expectativa de alguien (Philip Morris) de potencialmente lucrarse por vender un producto que daña los pulmones y luego vender otro producto que trata las enfermedades respiratorias consecuentes. Para alguien que padece de una condición pulmonar, esta venta es devastadora.” Alegó Kjeld Hansen, jefe de la Fundación Europea Pulmonar.