La UEFA Champions League es la competición de clubes de fútbol más importante del planeta, y su final es observada por millones de personas alrededor del globo. No es para menos especular las grades expectativas que causa un simple partido de hora y media, pero que – en esta específica edición – converge las singulares historias de dos clubes británicos que hoy en día son especiales en la cultura del fútbol.

El Chelsea y Manchester City son dos clubes que no solo comparten nacionalidad y un mismo torneo de liga local como la Premier League. Ambas organizaciones comparten una naturaleza en sus historias deportivas que los enlazan en lo que se ha convertido en un fenómeno en el fútbol moderno, y es la manera en cómo gestionan sus finanzas y desempeño deportivo.

Hablar de finanzas y gestión deportiva no siempre está correlacionado. Un espectador puede especular que un jugador valorado por 80 millones de euros tendrá un desempeño extraordinario en la cancha, pero no siempre es así, hay algo que va más allá de las inversiones en la plantilla y es ese el aspecto deportivo que muchos clubes con estratosféricas inyecciones de capital no logran consumar, y por ende terminan fracasando.

Los proyectos respectivos del Manchester City y el Chelsea han tardado años en consagrarse, y quizás “consagrarse” es un término subjetivo ante la realidad de que sólo el Chelsea ha levantado el trofeo de Champions una sola vez, el Manchester City nunca lo ha logrado y ahora tiene su oportunidad.

La confrontación en cuanto a la calidad que despliegan ambos clubes en la cancha es algo propio del fútbol de elite. Dos filosofías distintas supervisadas por dos cerebros distintos: Guardiola (City) y Tuchel (Chelsea). El proyecto de Pep en el equipo celeste ya lleva unos años en proceso, teniendo la Champions como máximo peldaño a escalar, mientras que Tuchel apenas tiene un poco más de 100 días en el cargo de técnico del equipo de Londres.

Quién tendrá mayor posesión de la pelota, evidentemente será el City. La incógnita está en cómo responderá el mediocampo del Chelsea con Ziyech y el fenomenal Kante. Qué hará Timo Werner en las – quizás – escasas oportunidades de gol que tendrá ante el arco de Ederson; hace un llamado el fantasma de Diego Milito del Inter en la final contra el Bayern hace más de una década.

El dominio del City dependerá de los pies de dos magos del mediocampo como Gundogan y De Bruyne, contando también con la contención e inteligencia del veterano Fernandinho. Ante este panorama se reforma la pregunta que condiciona esta final de la Champions única en la historia: ¿Está más aventajado el que sabe dominar o el que sabe responder?