La crisis global de los chips semiconductores es un suceso que podría catalogarse como un hecho histórico que causa graves daños en el planeta. Las consecuencias retumban en las fábricas alrededor del mundo, algunas tienen que cerrar momentáneamente. La disrupción en la cadena de suministro de circuitos integrados afecta hasta 169 industrias.

La dependencia de la humanidad en la tecnología es evidente, fáctica desde los primeros indicios de la industrialización hace más de 100 años. Pero, quizás, un hecho nunca había demostrado tal dependencia cuando la demanda por chips semiconductores es exponencialmente más grande que su suministro actual. El fenómeno se hace omnipresente en el mundo.

Entre las 169 industrias, las más afectadas son las fabricadoras de consolas de videojuegos, tarjetas de vídeos, manufactureros de automóviles y todo lo referente a dispositivos electrónicos. Cada vez son más los elementos computacionales y electrónicos que se introducen en las industrias, y la abrumadora demanda es delatante.

Una combinación de distintos eventos significativos es la responsable de la escasez de chips. Primordialmente, el detonante fue la pandemia del COVID-19 iniciada en el 2020 debido a las extensas cuarentenas implementadas internacionalmente. Entre estas restricciones forzadas, el cierre de las fábricas de semiconductores llevó a la disrupción de la cadena de suministros.

La responsabilidad también recae en la guerra comercial entre los Estados Unidos y China. En el 2020 el gobierno norteamericano impuso sanciones al fabricante de chips más grande de China, la Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC). Estas restricciones dificultaron enormemente la venta de productos a compañías estadounidenses.

En el 2021 se manifestó la peor sequía en la historia reciente de Taiwán, hogar de la crucial Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC). Para fabricar chips semiconductores se requieren cantidades extraordinarias de agua, empleando hasta 63.000 toneladas por día.

Cuando la humanidad tuvo que refugiarse en sus hogares por largos periodos de tiempo y así combatir la rápida propagación del coronavirus, el uso de equipos electrónicos se catapultó y del mismo modo su demanda. En tiempo record los inventarios de desarrolladores de dispositivos se agotaron.

La interconexión y codependencia entre industrias nunca había sido expuesta de tal manera. La ausencia de humanos en las calles y el cierre de fábricas promulgados en órdenes de contención es un escenario completamente distinto al que se presenta hoy en día. Es la ausencia de los diminutos chips lo que verdaderamente amenaza con paralizar la producción de 169 industrias en el mundo.