La epidemia del coronavirus volvió al sur de China, y con ella el cierre de los puertos más importantes de esta región. Esto afecta directamente el comercio internacional con retrasos de despacho. Estos retrasos podrían tardarse hasta meses para reanudarse y conllevaría a una escasez de productos de distintos rubros alrededor del mundo para la época navideña.

Una decisión de contingencia en el país asiático arruinaría los planes de millones de personas para la época de fiestas donde comprar regalos para los seres queridos es una tradición. El sur de China ha subsistido principalmente de los puertos marítimos, de los más concurridos y relevantes en la historia de la humanidad, y es precisamente esta relevancia estratégica que los hace transportar gran parte de la mercancía internacional.

El caos en la región empezó a comienzos de mayo. Las autoridades de Guangdong, provincia sureña de China y hogar de algunos de los puertos con más tráfico del mundo, cancelaron los vuelos, suspendieron el comercio marítimo y aplicaron un confinamiento de la población ante una emergente crisis por casos de COVID-19.

A pesar de haberse controlado la epidemia e ir recuperando la actividad comercial paulatinamente, el daño en el comercio de los puertos ha sido grave. El puerto de Yantian, a menos de 50 millas de Hong Kong, maneja el tráfico de 36.000 contenedores al día. Yantian fue clausurado por una semana completa, y a pesar de reiniciar operaciones, el tráfico se ha mantenido más bajo de lo normal dejando docenas de miles de contenedores en retraso de salida.

El  retraso en Yantian ha afectado también a los puertos en Shenzhen y Guangzhou, el cuarto y quinto puerto más grande del mundo. El efecto dominó causado desde Yantian afecta categóricamente a una cadena de suministro global que ya golpeada posterior a la pandemia del COVID-19.

La industria de la importación y exportación sufrió las recientes consecuencias del controversial bloqueo del Canal de Suez, un hecho que protagonizó el buque Ever Given bloqueando el vital canal durante una semana. Una de las rutas de comercio marítimo más importantes del planeta se paralizó durante siete días que de por sí causaron más retrasos en despacho y una disputa legal que parece no terminar pronto.

Todos estos agentes de disrupción denotan la fragilidad de la industria del comercio marítimo, una industria imprescindible para la humanidad. La mayor parte de los países del mundo se verán afectados por estos accidentes que causan largas interrupciones en el tráfico de los puertos, reflejándose directamente en lo que las personas encontrarán o dejarán de encontrar en las tiendas alrededor del mundo.