Estados Unidos está a vísperas de una paralización de las actividades del gobierno federal, al no consumar un acuerdo político con respecto al tope de la deuda. Son 60 los votos de aprobación necesarios de un Congreso dividido para poder evitar lo que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, catalogó como una “catástrofe económica”.

La pandemia del COVID-19 condicionó gravemente los últimos 17 meses en un torbellino de desafíos financieros para la economía norteamericana. Ante la crisis, el gasto gubernamental incrementó extraordinariamente obligando a pedir más préstamos. El problema es el techo de la deuda, próximo a alcanzarse a mitad de octubre.

La solución – parcial – de este momento crítico y evitar una crisis financiera es elevar el tope de la deuda o suspenderla. La disputa encarnece en diferencias políticas entre demócratas y republicanos, quienes trabajan en un Senado dividido en partes iguales. Entre demócratas argumentando que la deuda fue generada por el gobierno de Trump y republicanos que alegan no otorgarle un cheque en blanco a Biden para sus planes de inversión; en este panorama peligran las esperanzas de alcanzar los 60 votos necesarios.

En caso de no llegar a un acuerdo sobre el presupuesto para el 30 de septiembre, Estados Unidos entraría en algo comúnmente referido como “shutdown” o la parálisis de los servicios públicos. Según Yellen, al no darse un acuerdo acontecería un escenario apocalíptico con la caída de la bolsa, incumplimiento en pagos de pensiones, tasas de interés que se dispararían y un ambiente de recesión con la pérdida de millones de empleos.

“También haría de Estados Unidos un lugar más costoso para vivir, ya que el mayor costo de los préstamos recaería sobre los consumidores. Pagos de hipotecas, préstamos para adquirir automóviles, hasta las facturas de tarjetas de crédito. Todo lo que se compra con algún crédito sería más costoso después del incumplimiento”, pronosticó la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos en el Wall Street Journal.

Desde 1960 el Congreso acordó elevar o suspender el tope de la deuda norteamericana hasta 80 veces. Solo durante la administración de Donald Trump se hizo en 3 ocasiones. En el 2019 se acordó una suspensión con la facción demócrata del Congreso. La deuda en cuestión se reanudó el primero de agosto y registra $28.4 billones.

El incumplimiento del gobierno estadounidense con la deuda, traería terribles consecuencias domésticas e internacionales en una economía mundial quebrada por la pandemia. Las diferencias entre facciones políticas demoran la solución a este conflicto, a menos de 10 días de volverse irreversible.