El entusiasmo en invertir en negocios surgentes en Latinoamérica se ve reflejado en los $9.300 millones invertidos en solo la primera mitad del 2021. Las rondas en recaudación de fondos e incentivos para inversionistas han sido considerablemente más exitosas que en el 2020, en una tendencia creciente.

Los inversionistas alrededor del mundo ven en la región un lugar de infinitas oportunidades, que a pesar de involucrar complejas adversidades para los negocios, sigue influyendo en un magnífico atractivo que no cesa de arrastrar dinero. América Latina es ahora cuna de un especial ecosistema financiero y unicornios (compañías valoradas por más de $1000 millones).

Históricamente desventajadas, las tierras hispanoamericanas son condicionadas por lo impredecible, desde una variedad cultural interminable y aspectos políticos, sociales y económicos de mutaciones drásticas. Es complicado para un inversionista interpretar a un país específico, por lo que es esencial presenciar el panorama regional completo.

La actualidad de Latinoamérica es considerada globalmente, cuando las universidades que ejercen en ella son óptimas, motivando la excelencia en formación. La diversidad en la población abre un abanico infinito de posibles targets como también se consolida un conglomerado abultado de emprendedores.

Como aconteció en distintos lugares del mundo a lo largo de la historia, las condiciones previamente mencionadas estaban dadas y solo faltó el capital de actores internos y externos para darle marcha al prometedor ecosistema latinoamericano. Es por esto que la cantidad de negocios multimillonarios que se consolidan hoy en día no deben sorprender a nadie.

Mientras la región crecía, la economía de los Estados Unidos experimentó una competencia que se hizo cada vez más intensa, haciendo de las inversiones exponencialmente costosas en Norteamérica. Las oportunidades de gran potencial en economías extranjeras significaron una estupenda opción para diversificar inversiones.

Lo que empezó previamente con multimillonarias inversiones extranjeras en países como Brasil y México debería repetirse en economías que florecen como las de Colombia, Perú y Uruguay. La necesidad de diversificar inversiones se enfrenta a una realidad del continente donde se imploran emprendimientos diversificados.

La expectativa de nuevos inversionistas se posa sobre Norteamérica, al ser hogar de las economías grandes más cercanas en el mundo. Aunque las inversiones desde los Estados Unidos aún son sigilosas, emprendimientos liderados por SoftBank y Sequoia son los últimos en una nueva generación de actores extranjeros que entienden que el dinero no es suficiente, también se requiere traer indispensables recursos para el desarrollo.