Nos hemos acostumbrado a relacionar bajas revoluciones de motor con bajo consumo, y aunque en términos generales esto pueda ser cierto, hay que tener en cuenta muchos más factores que ocurren en todo motor.

El problema de circular siempre en marchas largas a muy bajas revoluciones es que, a la hora de demandar potencia, se tiende a acelerar sin más, obligando al motor a subir de revoluciones desde su peor zona de trabajo. Esto no es recomendable porque, primero, el esfuerzo realizado por el motor para aumentar velocidad será excesivo; segundo, porque la combustión del carburante generará mayor cantidad de residuos.

Lo primero que hay que saber es que, cada motor entrega su potencia mínima y máxima a un número distinto de revoluciones respecto a los demás. Es lo que se conoce como la curva de potencia. Y conocerla es algo esencial para no pasarte ni por arriba ni por abajo.

Por lo tanto, informarse acerca de las características del motor de su auto y las condiciones ideales de manejo son importantes. Trate de equilibrar las revoluciones del motor junto con la velocidad y los cambios para obtener el mayor rendimiento sin afectar la vida útil del motor.

Si el motor reacciona bien, a una leve presión del acelerador, lo estamos haciendo bien. Si enseguida se pone a vibrar, la marcha es incorrecta para las circunstancias actuales.

Si necesitamos hacer uso de más de dos tercios del recorrido del acelerador para mantener la velocidad, lo estamos haciendo mal. Es aceptable ir a la mitad del acelerador, pero pasados esos dos tercios no. Un motor que vaya a fondo en quinta marcha, consumirá menos en cuarta marcha con menos pisada del acelerador.

Revoluciones y la velocidad

Cuando hablamos de revoluciones y velocidad, normalmente se recomienda pasar a segunda, lo más pronto posible, tercera a 30 km/h, cuarta, a 40 km/h y quinta a 50 km/h. Esta recomendación sirve para la mayoría de los modelos, por supuesto con las debidas excepciones:

  • Un motor pequeño, por ejemplo, aceptará mejor un régimen desde las 1.500 revoluciones hasta antes de entrar en la zona roja del cuentarrevoluciones (tacómetro).
  • Un motor con más de cuatro cilindros, tolerará mejor trabajar incluso algo por debajo. Llevar la aguja a menos de esas rpm, salvo en caso de circular brevemente en primera o segunda velocidad, no es recomendable.
  • En caso de ser turbo, su lubricación será menos efectiva por la inadecuada temperatura del aceite.
  • En los Diesel, depende del motor.

Hay motores que por debajo de 1.500 RPM van sufriendo y otros a 1.250 RPM solo protestan, una minoría trabaja bien cerca de las 1.000. Cada motor es particular, sin embargo, cuando las vibraciones son superiores, nos está pidiendo reducir una velocidad.

¿Cómo se perjudica el motor por circular a bajas revoluciones?

Vibraciones:

Es el primer síntoma que notaremos en un motor al que se le demanda potencia desde muy bajas revoluciones y con marchas largas. El auto está pidiendo pasar a un cambio más corto.

El aumento de la carga de trabajo en esas condiciones obliga al motor a realizar esfuerzos que se traducen en mayores vibraciones.

Aumento del esfuerzo:

Cualquier demanda de potencia tiene como consecuencia un mayor llenado de los cilindros y adelanto del encendido.

Los elementos móviles se ven obligados a soportar una mayor fuerza en la peor zona de trabajo. Esto se traduce en fricción de estos elementos y un mayor desgaste.

No reduces el consumo:

Puede ser contraproducente si, a la hora de buscar prestaciones, no empleamos la relación óptima. Pisar el acelerador sin más tirará por tierra todo el ahorro de consumo.

Las averías pueden ser fatales:

El uso continuo de este tipo de prácticas suele provocar averías fatales en el motor. El mayor esfuerzo soportado conlleva a desgastes internos y rotura de piezas que obligan a complejas y costosas reparaciones.

Fallos y averías por circular en bajas RPM

Cuando el régimen de revoluciones es excesivamente bajo para la velocidad que llevas, deberás pisar más a fondo el acelerador para que el auto responda. No hará otra cosa que ahogarse, y los problemas mecánicos pueden resultar graves.

Además, en los autos diésel, los motores generan mucha suciedad que a bajas revoluciones no se expulsa correctamente. Estos son algunas de las averías con los que te puedes encontrar.

  • Junta de la culata. Como vas con acelerador casi a fondo, aumenta la temperatura en la cámara de combustión, lo cual puede hacer que la junta de la culata falle. Incluso es posible que llegue a deformarse.
  • Desgaste de los cilindros. A pocas revoluciones y con pedal casi en el suelo, otra consecuencia es que el pistón deja de subir y bajar recto y roza en las paredes del cilindro. Resultado: desgaste por fricción y más temperatura.
  • Válvula EGR. Esta válvula, encargada de la recirculación de gases, se va obstruyendo si se conduce siempre a un régimen de revoluciones muy bajo.
  • Turbo. El exceso de carbonilla agarrota los mecanismos del turbo y obliga a limpiarlos.
  • Filtro antipartículas (vehículos Diesel). De nuevo el exceso de hollín crea problemas. Como los filtros se taponan y se llenan de partículas, se producen más regeneraciones electrónicas de las deseables (limpiezas automáticas del filtro). Esto aumenta el consumo de combustible, que, además, acaba bajando por el cárter y mezclándose con el aceite. En resumen, el filtro empezará a fallar y será necesario limpiarlo en el taller o cambiarlo.