Para el investigador Andrew Reid Bell, de la Universidad de Boston, el popular y divertido Videojuego Mario Kart, es más que un videojuego de carreras. También explica que este juego de Nintendo podría servir como modelo.

Mario Kart podría ser la clave para reducir la pobreza a nivel mundial.

En un artículo publicado recientemente en Nature Sustainability, Bell argumenta que los principios de este emblemático juego (Mario Kart), pueden servir como guía completa y útil para desarrollar diversos programas sociales y económicos más equitativos y favorables, para los agricultores de bajos recursos.

Lo anterior mencionado es porque, en este juego incluso cuando vas mal en la carrera y te está yendo horrible, volando por el costado de Rainbow Road, por ejemplo, el juego está diseñado para mantener al jugador siempre en la carrera.

En su nuevo artículo, Bell sostiene que todas las políticas que brindan asistencia directa a los agricultores de los países en desarrollo podrían ser de gran ayuda para disminuir la pobreza en general, al tiempo que aumentan las prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. 

Para Bell, esta gran idea se parece mucho a la estructura y forma de Mario Kart, el cual les da poderes más fuertes a los jugadores que se quedan rezagados en la carrera, los cuales tan diseñados para ayudarles y darles el impulso que necesitan para avanzar con más fuerza frente a sus rivales, en tanto los jugadores más avanzados reciben ayudas mucho menos potentes, esto para que se equilibre un poco el juego, en torno a su posición en la tabla de lugares.

Mario Kart podría ser la clave para reducir la pobreza a nivel mundial.
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Este principio se llama “bandas elásticas” y es el mecanismo que utiliza el juego para ser divertido e interesante, ya que la posibilidad de que el jugador más rezagado gane la carrera siempre está latente, esto lo dice Bell en su artículo publicado en la página Web de la universidad de Boston.

“Y eso es exactamente lo que queremos hacer en desarrollo”, agrega el investigador. “Y es muy, muy difícil de hacer”.

El investigador pone sobre la mesa el siguiente ejemplo: Los gobiernos podrían establecer un programa para que un tercero, como una empresa hidroeléctrica, pagara a los agricultores para que adopten prácticas agrícolas, que ayuden a prevenir la erosión del suelo, de modo que la empresa tenga la posibilidad de construir una presa, esto para proporcionar electricidad limpia y orgánica. Todo esto en beneficio de ambas partes, tanto los agricultores como la empresa interesada.