Aunque no lo parezca “embellecer” a una persona que ha fallecido, es un trabajo que se hace más a menudo de lo que se piensa y no es tarea del todo fácil.
De seguro te ha tocado que al morir un ser querido, se les pide llevar la ropa que usará en su funeral, también la familia decide como quieren que se maquille o muestran una fotografía para que en su despedida se vea lo más parecido a como era en vida y luzca muy bien. Cuando se habla de maquillar a un muerto, hay quienes sienten estupor, y ni siquiera se imaginan que para hacer un trabajo así, hay que prepararse muy bien y estudiar. A quienes se dedican a maquillar a los difuntos se les llama Tanatoestéticos y están íntimamente relacionados al Tanatopractor, ya que estos son quienes se facultan para restaurar, conservar y arreglar lo más natural posible a los cadáveres, esto siempre y cuando sean velados con el ataúd abierto; de otra manera solo se asean y se visten respetando la decisión de la familia para velarlo con la caja cerrada.
La preparación que debe tener un Tanatopractor, incluye la desinfección del cadáver y embalsamiento para el tiempo de velarlo, además requiere gozar de firmeza o fortaleza mental y psicológica con el fin de enfrentar su trabajo dignamente para sí y para el difunto. Tratar con cadáveres de niños y jóvenes por ejemplo, es un impacto muy fuerte. En ocasiones, es la familia la que desea hacer esa labor, pero casi todo el tiempo la ejecutan como parte del servicio funerario contratado. El proceso que realiza está orientado a retrasar de forma temporal, el deterioro del cadáver, ocultar y camuflar los signos visibles de la muerte y presentar un cadáver natural, que pueda guardar el mejor de los recuerdos entre sus familiares y amigos en su despedida.
Es necesario aplicar diversas técnicas que no solo preservan al muerto, sino a los Tanatopractores también. El uso de equipo de protección especial para evitar el contacto directo con el cadáver, y la posibilidad de contaminarse con fluidos o bacterias es lo más importante.
La mayoría de los familiares o allegados solicitan que el muerto se vea lo más natural posible, simulando que parezca dormido, de modo que es ahí donde el Tanatoestético debe centrar su trabajo. Se procura que el maquillaje se vea lo más natural posible, sin exagerar y que disimule el tono pálido que tiene el rostro de un cadáver, darle un poco de color a los labios, así como a las mejillas y párpados; también se adecúa el peinado, así como el arreglo de las uñas de las manos como la persona solía usarlas.
Esta profesión no es para personas que fácilmente se puedan impresionar, ya que muchas veces los cuerpos tienen reacciones químicas o físicas por espasmos musculares que podrían confundirse con movimientos y por consecuencia asustar, por ejemplo: gases en los intestinos.
Esta profesión se ofrece en varios países con postgrado inclusive, e incluyen el maquillaje, la tanatopraxia, el embalsamamiento, técnicas de conservación y protocolo funerario.
“En sí, es una labor social importante ya que permite un encuentro amigable entre los familiares y la persona que despiden, aliviando de alguna manera el proceso de su adiós”
