A todos nos cuesta (a unos más que a otros), respetar las reglas de la conversación, cambiamos de tema hacia donde nos interesa, formulamos preguntas incomodas o que no vienen al caso, sin darnos cuenta que nada tiene que ver con la conversación, y mucho menos que estamos cometiendo un error.

Odiamos que nos interrumpan, pero entonces ¿Por qué lo hacemos?

La norma social de no interrumpir las conversaciones del otro, parece estar solo autorizada para los niños, porque los adultos no paramos de hacerlo constantemente, si observamos una conversación comprobaremos como todos están deseosos de hablar, que lo de escuchar pasa a un segundo plano y parece que eso de interrumpir es algo inevitable.

Esto se debe a que siempre nos hemos centrado demasiado en EMITIR bien (hablar en público, trabajar nuestra voz y lenguaje corporal, transmitir de forma eficaz, comunicar, dar un buen discurso) y tenemos poco o nulo interés en cómo RECIBIR.

En el libro de Byron Katie, titulado “Necesito que me quieran, ¿es eso verdad?”, encontramos un ejercicio para reconocer los motivos concretos que nos llevan a cada uno a cortar al otro, en el momento en el que hablamos, debemos reflexionar e identificar que nos impulsó a hacerlo, las respuestas son desagradables de asumir, pero debemos ser autocríticos.

Simplemente date cuenta de cuando interrumpes. No detengas tu interrupción, solo date cuenta de ella. Al interrumpir di de forma silenciosa: – no estoy dejando acabar tu frase, porque… –

Aquí hay algunos ejemplos de lo que han descubierto algunas personas:

  • No dejo que acabes tu frase porque…
  • Ya sé lo que vas a decir y tengo algo más inteligente que decir.
  • Puedo olvidarme de lo que iba a decirte y perder esta gran oportunidad de impresionarte.
  • Ya sé lo que vas a decir y quiero evitar ese tema.
  • No eres lo suficiente interesante
  • Tienes tantas dificultades en expresarte que voy a rescatarte diciéndolo mejor que tú.
  • Interrumpirte es una expresión natural de mi entusiasmo
  • En vez de interrumpir puede que descubras que cuando alguien habla, desconectas, y que a partir de ahí finges escuchar, veamos algunos ejemplos: he decidido hacer caso a mis pensamientos en vez de a los que están diciendo porque:
  • Ya he oído esto, y puedo volver de forma segura a un proyecto más importante: cuidar de mis preocupaciones.
  • No puedo permitirme escuchar esto, si no presto atención a mis propios problemas puede que no sobreviva a esta semana.
  • La gente que se ríe por allí lo está pasando mejor

Pero si nos paramos a pensar seguro que alguna vez hemos sufrido de una interrupción, (en mi casi, miles de veces, por eso me levanto y me voy o simplemente no vuelvo hablar ni comentar sobre lo que se está hablando), ser ignorada cuando estás hablando te hace sentir que en realidad no le interesa de lo que estás hablando.

Saber participar en una conversación es una habilidad. Y como ocurre con todas las habilidades, no todos tienen la facilidad para hacerlo. Algunas personas son naturalmente buenas conversando, mientras que otras necesitan sugerencias y prácticas.

Interrumpir de vez en cuando no es un problema. No obstante, cuando lo niños lo hacen a menudo, puede que los otros niños pierdan interés y conduzca a burlas o acoso. También puede dificultar hacer o conservar amistades. Hay muchas razones por las que los niños podrían interrumpir. Una es la ansiedad. Puede que conozcan la manera apropiada de participar o iniciar una conversación. Sin embargo, se ponen ansiosos durante las situaciones sociales e intervienen cuando o deberían.

Algunos tienen problemas con las habilidades sociales en general. Se les dificulta seguir las reglas o darse cuenta de las señales emitidas por los otros. No evalúan correctamente las situaciones, es común que los niños interrumpan porque tienen dificultad para esperar su turno cuando quieren decir algo. Son impulsivos y no se detienen a pensar antes de interrumpir al que está hablando.

Interrumpir a una persona que hablas significa, cortarle la continuidad de una acción en lugar o en el tiempo, ser interrumpido puede dejarte con una sensación de ansiedad e, incluso enojo, Sin embargo, existen maneras para volver a ganar tu terreno sin causar tensión.

Si te interrumpen  mientras hablas, examina y afina tus habilidades de comunicación. Entrena tu habilidad mental en materia argumentaría; ten claro de manera rápida que quieres decir antes de expresarlo. Ve al grano, no des rodeo a la hora de comunicar y deja que la pasión y la emoción impregnen tus palabras.

Fuentes: https://blogsen20minutos