En la Carrera Contra el Cambio Climático, La Moda y el Reciclaje No Avanzan

Los países tienen una fecha tope para sus cuotas de emisiones, el reloj corre y no espera a nadie y al parecer la industria textil y la moda no han logrado sincerar sus acciones. En España la legislación obliga a recoger y gestionar los residuos incluso los usados por el consumidor. Los monstruos de la moda se van adaptando, pero de forma muy precaria, muy lenta.

Aunque el manejo de los residuos está incluido entre las estrategias del sector, el interés es captar recursos de fondos europeos, pero les falta mucho camino por recorrer, y no se notan los cambios, ya que el impedimento es la circularidad, en otras palabras, convertir los desechos en nueva materia prima para el sector textil, reduciendo residuos y consumo de nuevos materiales, pero es una ilusión ya que la ropa termina revendida en otros países o donada a grandes organizaciones de beneficencia.

En el 2017 un artículo de The Times, mostró como Burberry había quemado durante años material por valor de más de cien millones de euros, y aunque lo reconoció solo le quedó decir que abandonaría esa práctica. Esto tiene que ser una acción de todos en la industria textil. En este sentido se contempla la prohibición de destrucción de excedentes no vendidos durante el mismo año de fabricación y su recogida post-consumo. ¿Pero cómo lograrían esto? Esto supondría hacer responsable al productor del impacto al medio ambiente, aunque hayan abandonado si tienda. Una tarea titánica.

Una de las maneras que continúa siendo más efectiva es la donación de aquellas prendas que no pueden reinsertarse en el mercado. Pero veamos el ejemplo de Inditex, uno de los grupos que trabaja en su memoria anual, trabajando con dos circuitos diferentes de acuerdo al tipo de desecho.

Por una parte, los de sus propias fábricas se recogen, clasifican y procesan para confeccionar nuevas prendas, en colaboración con el Massachusetts Institute of Technology, y la empresa austríaca Lenzing, logrando dar nueva vida a las materias primas. Y por otro lado, las prendas rezagadas se clasifican para donarlas, el objetivo del programa Zero Waste 2023, y su principal meta es no enviar residuos de sus fábricas a vertederos. Por último, para los residuos post-consumo han ideado lo que han denominado “Closing the loop”, basados en Recoger, reusar y reciclar, colocando contenedores en sus tiendas y centros logísticos, financiando contenedores en instituciones como Caritas, Cruz Roja, Cepf Le Relais, Liga Solidaria o La Casa de la Amistad.

También hay diseñadores ganados a la idea de reciclar uniformes no usados de muchas marcas que quedan en las fábricas, rediseñando su modelo, incluyendo otros elementos y dándole una cara nueva para que entré en el mercado.

El fast fashion sin duda es una industria que cada día crece más en base a su demanda, pero también es importante resaltar la importancia que tiene en el mundo actual la forma en como consumimos, ayudar al medio ambiente y a la preservación del planeta como lo conocemos es nuestra responsabilidad.