Fue uno de los rostros más fotografiados del mundo, y en la actualidad sigue estando presente en la memoria y en el corazón de todos, especialmente en el del pueblo inglés. Una mujer extraordinaria que perdió la vida en un trágico accidente en el túnel del alba en Paris. Pero seguirá siendo recordada, entre muchas otras cosas por la polémica que desató al haber roto con todas las normas que imponía la casa real británica.

Aunque su vida fue corta, esta estuvo repleta de todo tipo de emociones y acontecimientos que fueron noticia alrededor del mundo, y a raíz de su trágico fallecimiento el entonces Primer Ministro Tony Blair, fue quien le dió el título de la Princesa del Pueblo y por el cual es recordada.

Su partida marcó un antes y un después para la sociedad británica y yo diría que para el mundo entero y quienes que la admiraban. Se dice que el pueblo británico aprendió una nueva manera de ser británicos; el mismo Blair ha dicho que “…Diana tenía una personalidad defectuosa, pero que al mismo tiempo fue la clave para que su país transformara su forma de ser”. Y es que la clase alta de Inglaterra solía reprimir sus emociones, pensando que esa era la mejor forma de educar.

25 años del adiós a la Princesa del Pueblo, Diana de Gales
foto marthadebayle.com

Tina Brown, en su biografía, afirma que Diana provenía de buena cuna. Ella nació en Sandringham en 1961, y se convirtió en Lady a los trece años cuando su padre heredó el título del octavo Conde Spencer sin el (“de”), que para los códigos de la aristocracia inglesa es un detalle que implica mayor abolengo.

Lo que muchos no saben es que la dinastía a la que perteneció Diana es incluso más antigua que la de los Windsor. Los Spencer tenían tres siglos invirtiendo en la corona, cuando llegaron los Windsor provenientes de Alemania. Su historia tiene muchos matices, pero eran conocidos por ser servidores de reyes a los que ellos escogían, y no se consideraban a sí mismos como cortesanos sino “Kingmakers” (hacedores de reyes) pasando a formar parte del poder bajo las sombras.

Diana creció en Althorp House cuyo interior albergaba obras de arte de sus antepasados, elaboradas por maestros artistas con mucho pedigrí, así que no podía ser menospreciada por ello. Su espíritu de colaboración lo heredó de su abuela paterna, Lady Cinthia, quien fuera la dama de compañía de la reina madre y una mujer a la que le gustaba ayudar a los más necesitados.

Diana se sentía, en cierta forma, acomplejada por no tener una formación universitaria, algo que a lo que la casa real parecía no dar importancia, porque para ellos lo que más importaba era que fuera noble y su virginidad. La diferencia de edad con la del príncipe Carlos no fue impedimento para el compromiso, y cuando la boda finalmente llegó se convirtió en una de las ceremonias mas vistas tanto dentro como fuera de la Gran Bretaña. Esto detonó que Diana se convirtiera en el centro de atención, eclipsando a su esposo y suegra, algo que continuó hasta el mismo momento de su muerte y después de ella.

Pasó de ser una Lady de la monarquía inglesa a la dama más popular y más querida de todas, porque se transformó en una mujer bandera que rompió con estos famosos personajes de cuentos de hada; una mujer con carácter, espontánea y compasiva que la llevó a ser una extraordinaria embajadora de los más necesitados, tanto para los enfermos de VIH, así como en la lucha contra las minas.

Así que, al cumplirse 25 años de su partida sigue y seguirá siendo un ejemplo de tenacidad y de querer ser feliz.