No sé si les ha pasado, pero cuando nos acercamos a las fechas decembrinas nos ponemos más sensibles, amorosos y románticos, y bueno, pues en estos días me dio por leer una historia, de esas que te hacen suspirar, y me parece muy oportuno compartirla con ustedes.

Comienza con un amor de la adolescencia y que por fin pudo ser después de 35 años, los protagonistas, Georgene y Jerry. La llegada de una ramo de rosas para Georgene a principios de enero de 1999 con un tarjeta que decía: “Querida Georgene, éramos compañeros de clase, aunque no creo que supieras de mi existencia, al ser yo muy tímido y tu la chica más bonita que jamás había visto. Sé que hace poco tuviste la perdida de tu esposo, ¿será posible que pueda invitarte un café?”.

Ella recordaba el nombre del famoso anuario del instituto de 1965 y el escrito le sorprendió, pues habían pasado casi 4 décadas desde que sus vidas se cruzaron en el instituto de la ciudad de Sheboygan (Wisconsin).

35 años esperando, ¡ella dijo SÍ!

Esta historia la relata Jerry, aquel muchacho que se enamoró desde su juventud de esa linda chica, y su amor perduró por 35 años. A pesar de sus dos matrimonios fallidos y de vivir en el Estado de Washington, con frecuencia volaba a Wisconsin a visitar a su familia, y eventualmente la veía a ella caminar por las calles de la ciudad. Cuando él se decide a enviarle flores, fue al saber que recientemente su esposo había fallecido a causa de un tumor cerebral, a pesar de su pérdida la invitó a tomar un café, pero en la invitación que le envió junto con las flores le decía, “si te parece demasiado apresurado, lo entiendo, yo te esperaría otros 35 años más”.

Ella al leer la invitación pensó, ¿porqué no?, y sintiendo una curiosidad normal por saber como estaría Jerry después de tanto tiempo, quedaron en encontrarse el 15 de mayo de ese año. Él al recibir una respuesta positiva se sintió eufórico, y su corazón que había sido roto hace 35 años antes, había saltado de felicidad.

Pero, ¿cómo comenzó todo?… Esta historia de amor inició cuando Jerry la vio por primera vez en noveno grado, cada que la veía sentía escalofríos y bueno si ella lo miraba fugazmente quedaba pasmado, pero su timidez le impidió decirle una sola palabra en 2 largos años. Fue cuando le concedieron su permiso de conducir, que Jerry con dirección al colegio vio a Georgene con una amiga caminando hacia el instituto, y al fin decidió parar el coche y preguntarles si aceptarían que las llevara.

Ellas aceptaron, y casi sin darse cuenta, la chica de la que estaba enamorado estaba sentada justo a su lado, aunque él tímidamente no rompió el hielo, es más ni siquiera le dio su nombre, al llegar al colegio las chicas se bajaron y dieron las gracias. Pero Jerry buscó la forma de encontrarla de nuevo de camino al colegio, cuando sucedió nuevamente les ofreció llevarlas, sin embargo, esta vez ellas contestaron que le agradecían pero se irían caminando, él no podía creerlo.

Un año después, se enteró que Georgene se había comprometido en matrimonio, y con todo el dolor que le generó esa noticia, ya no se animó a acercarse una vez más. Terminó la escuela, y luego de varios años con trabajos que le provocaron lesiones en la espalda, logró conseguir un trabajo administrativo; con un divorcio y la muerte de su padre decidió tomar un curso de capacitación y graduarse en geografía física en la Universidad, consiguiendo trabajo de cartógrafo para el Departamento de Defensa en Washington D.C. Pero el cambio de paisaje le causó mucho impacto, ya que de venir de lugares con granjas y zonas abiertas, se encontró con una ciudad llena de edificios y políticos.

Con otro divorcio a sus espaldas y con visitas frecuentes a su ciudad natal, donde solía ver caminar a su eterno amor de juventud, no se atrevía a hablarle por respeto a su marido, ninguna de sus dos exesposas sabían de su existencia, pero sus amigos por supuesto que lo sabían. Fue en una de esas visitas, que durante una reunión de amigos le contaron que el esposo de ella había fallecido.

35 años esperando, ¡ella dijo SÍ!

Jerry antes de regresar a Washington decidió enviarle el ramo de rosas, donde lo difícil no era enviarlas, sino poder plasmar sus sentimientos en esa tarjeta, pero para su sorpresa ella aceptó la invitación, fue cuando decidió llamarla y estuvieron hablando por casi una hora. En la primavera de 1999 viajó de fin de semana, él con 51 años finalmente, logró su primer cita con la mujer de la que había estado locamente enamorado durante 35 años.

Al encontrarse, él notó que su cabello estaba diferente, pero todavía menuda como la recordaba, ella al verlo exclamó: “wow, si eres delgado”, pero la conexión que sintieron de inmediato fue intensa, el deseó este encuentro durante décadas, ella deseaba compañía, después de la partida de su esposo. Habiéndola pasado muy bien Jerry volvió para el verano y esos días la pasaron juntos, salieron a caminar y a tomar café. Fue en su cuarta salida y dando un paseo a la orilla del lago, que al fin decidió confesarle sus sentimientos y le propuso matrimonio.

Siendo una propuesta inesperada para ella, pero que en el fondo sabía de su amor, y al sentir que él era el indicado, sin dudarlo aceptó su propuesta, Jerry no cabía de felicidad por lograr tener el amor y la compañía de aquella bella mujer. Él dejó su trabajo en el gobierno y regresó a Wisconsin, ya que ese invierno, aquél amor de juventud y él, finalmente serían marido y mujer.

35 años esperando, ¡ella dijo SÍ!

Durante muchos años las cosas resultaron fantásticas, hasta que Jerry comenzó con problemas de salud, con un diagnóstico de Parkinson, pero aún con los obstáculos que la vida les puso ellos siguen amándose y luchando juntos contra esa enfermedad. Y como en un cuento, ¡SÍ, HAN VIVIDO FELICES!

Esta es una bella historia que nos muestra que para el amor no hay edad, que el que persevera alcanza, y como dice el dicho:

“Lo que es para ti, ni aunque te quites, lo que no, ni aunque te pongas”