Son muchas las circunstancias por las que se le conoce a esta princesa de Japón, siendo la hija única del emperador Naruhito y de la emperatriz Masako, no es la heredera al trono, debido a la ley sálica vigente en el país asiático.

La historia de la princesa Toshi-no-miya Aiko Naishinnō vista desde nuestros ojos es desafortunada, ya que la vida de un miembro femenino real japonés es muy triste, por el simple hecho de ser mujer. Son muchas las niñas que sueñan con ser princesas, pero para Aiko el cuento de hadas se queda en eso, en un sueño de fantasía.

Al ser la hija única del actual emperador, y cuando su padre llegó al trono imperial su destino fue sellado; sería un futuro solitario por ser muchas las restricciones que los miembros femeninos tienen en la casa real japonesa. Se pudo comprobar cuando su padre ascendió al trono, que ni ella, ni su madre, la Emperatriz Masako, asistieron a la ceremonia de coronación de su padre y esposo respectivamente como emperador del Japón, ya que a las mujeres no se les ha permitido asistir.

Este fue solo el inicio de las tantas prohibiciones que ella tendría que enfrentar, como perder todo lo que en la actualidad posee, incluyendo los títulos y la fortuna, así como el hecho de no poder casarse con un noble, ni ascender al trono imperial, porque está reservado para los miembros masculinos de la familia imperial.

Dicha tradición estuvo a poco de ser cambiada, por no haber un miembro varón que heredara, y en casi 41 años solo han nacido mujeres en la familia real. Pensando en eso, y que no habría más solución, dejarían que una mujer “gobernara”. Sin embargo, esto se detuvo, debido a que en el 2006 nació el príncipe Hisahito, sobrino menor del emperador Naruhito; el pueblo llegó a pensar que era una señal del cielo.

‘Aiko’, la princesa que no se convertirá en emperatriz
Princesa Aiko en el centro con la Familia Imperial (Wikipedia Commons)

La historia de la princesa Aiko ha sido de lucha con su vida como miembro de la realeza, incluso antes de todo lo sucedido; a la edad de 8 años, se negó a asistir a la escuela porque los niños no eran muy amables, solo accedió a regresar si su madre lo hacía con ella, le costó un tiempo volver a la escuela por su cuenta. Se llegó a celebrar una reunión en el Palacio para lograrlo, pero eso no detuvo a que algunos niños varones de otras clases realizaran actos violentos, la escuela llegó a afirmar que chocaban sin querer con ella, y esto la asustó.

Para el año 2016, el pueblo llegó a preocuparse por la princesa, ya que presentaba problemas de salud, perdiendo dos meses de escuela debido a una enfermedad que no se especificó. A la edad de 15 años se publicaron fotografías de su cumpleaños, donde se le notaba la delgadez y lo frágil que se veía, se llegó a especular que sufría de problemas alimenticios.

‘Aiko’, la princesa que no se convertirá en emperatriz
Foto: Wikipedia commons

Con planes universitarios y a medida que fue creciendo no había mucho que esperar de su futuro, y es que otros miembros femeninos de su familia como su abuela y madre han sufrido de problemas psicológicos por las estrictas reglas de la casa real japonesa.

Claro ejemplo son los dos miembros femeninos que han tenido que abandonar la casa real por haberse casado con plebeyos, como lo hizo en el 2005 la hermana del emperador, la princesa Sayako, quien en la actualidad vive en un apartamento normal en Tokio, aceptó los dos millones de dólares, y aunque podría parecer mucho dinero, para darnos una idea, la casa imperial vive con alrededor de 300 millones al año, esta princesa tuvo que aprender a conducir e incluso hacer el mandado, ya que al ser miembro de la realeza vivieron rodeadas de servicio y sus vidas tuvieron que comenzar de cero.

La princesa ha escogido las letras, por lo que comenzará sus estudios universitarios en la facultad de Lengua y Literatura Japonesa de la Universidad Gakushuin. De cara al futuro, es previsible que una vez concluida su etapa universitaria Aiko continúe su formación académica en el extranjero, tal y como hicieran sus padres, de momento lo único que le aguardan son los libros y esperar que las leyes le sean propicias.