Es una pequeña fruta que con su color llamativo e increíble sabor se puede encontrar a mediados de primavera hasta ya avanzado el verano; tiene entre sus propiedades antioxidantes como otras sustancias que a su vez son exclusivas de este fruto. Es originario del Mar Negro y el Mar Caspio, y llega a Europa y Asia por medio de las aves y la migración humana.

Entre sus propiedades encontramos una buena dosis de vitamina C y de ácido fólico, así como pequeñas cantidades de minerales, pero uno de sus más valiosos elementos son los ácidos orgánicos, al igual que antiinflamatorios, por lo que se trata de un alimento casi medicinal, siendo de un clima templado, también en Rusia, y es recomendado por la Organización Mundial de la Salud para su consumo.

De esta manera, se puede hacer una primera cura con la fruta (como una depuración), aproximadamente de uno a dos días, para que nuestro organismo se revitalice. Hay ciertas variedades de cerezas y por consiguiente su dulzor varía, entre esta gama cambia la fructuosa, que es la ideal para aquellas personas diabéticas, al igual que su contenido en pectina, una fibra soluble, la cual nos explicaría los beneficios sobre lo microbiótico que nos ayuda a nivel intestinal, y sobre el colesterol, debido a su poder saciante y suave efecto laxante.

Cereza, una aspirina natural

Pero lo tenemos que mencionar, de la cereza destaca su riqueza antioxidante, ella contiene compuestos fenólicos y por su pigmentación morada se le da el nombre de antocianinas, que con el ácido elágico, son colaboradores en esas propiedades que tiene el fruto.

Decimos que sería una “aspirina natural”, porque el consumo de ella reduce en gran medida los marcadores de inflamación y estrés oxidativo de nuestro organismo, esto es un método que ayuda cuando tienes enfermedades crónicas, y en particular en aquellas enfermedades cardiovasculares, ya que su efecto antiinflamatorio se debe sobre todo a las antocianinas, pero también a este flavonoide, llamado quercetina que está presente en la cereza. De la misma manera, tenemos que sumarle el ácido salicílico, que es un precursor natural de la aspirina que conocemos.

Por otro lado, a la cereza se le considera útil en esos casos de hiperuricemia (exceso de ácido úrico) y para prevenir la tan mala “gota”, por su capacidad de reducir la inflamación tanto aguda como crónica, con propiedades diuréticas y deportivas. Con su escasez en sodio, rica en potasio, y sin ningún contenido graso, todo ello la hace ideal para otras patologías como la hipertensión arterial o aquellas con retención de líquido.

Cereza, una aspirina natural

Cuenta también como una ayuda para regenerar, ya que los ácidos orgánicos málico y el cítrico que contiene impulsa sus propiedades digestivas antioxidantes y con fibra, al igual que la melatonina conocida como la “hormona del sueño”. Ciertos estudios indican que tomar el zumo de la cereza ayuda también con la resistencia física, al tomarlo antes y después de los ejercicios colabora con la recuperación muscular.

Así que cuando vayas al mercado, dedícate a elegir las cerezas ya maduras, porque cuando son recogidas sin estarlo, no siguen su proceso de maduración y ya no estarían dulces. Además verifica que tengan el rabillo intacto, verde y flexible, ya que muchas lo pierden en la recolección, pero no es bueno quitárselo hasta el momento que vayas a consumirlas.

La Asociación Americana contra el Alzheimer incluye a la cereza como parte importante en la alimentación, al ser indispensable para la memoria por su contenido antioxidante, y de igual manera para el sistema inmunológico, en la reducción de gases intestinales y malestares digestivos, así como su ayuda para calmar los estados de ánimo. Así que consideren este fruto como parte primordial en su dieta, cuando esté de temporada.

Cereza, una aspirina natural