En Silicon Valley por fin hay un límite para fingir“, esto esto es lo que afirma el periodista de New York Times, David Streilfed, respecto al veredicto de culpabilidad de Elizabeth Holmes, fundadora, directora y consejera delegada de Theranos, supuestamente famosa por su innovadora tecnología de análisis de sangre.

Esta mujer de 37 años y con aires de grandeza no ha sido detenida, y no hay fecha exacta para que se lea su sentencia. Aunque las especulaciones apuntan a que pueden ser 20 años por cada uno de los cargos de los que fue hallada culpable.

El caso de Theranos y Elizabeth Holmes

La historia de este caso comenzó en 2003, cuando Elizabeth Holmes, de 19 años, abandonó Stanford para fundar Theranos, una compañía de cuidados para la salud. Holmes afirmó haber desarrollado una máquina que podía realizar una serie de análisis médicos en tiempo real, mismos que podían realizarse con sólo unas gotas de sangre, extraída con un pinchazo en el dedo del paciente.

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Fuente elceleraneus.com

Desde un principio, la idea de Theranos llamó poderosamente la atención de varios inversionistas, entre ellos Rupert Murdoch, magnate australiano, director ejecutivo y principal accionista de Fox News, quien invirtió nada menos que 100 millones de dólares en Theranos en el 2014; mismo año en la que la compañía alcanzó a ser valuada en más de 9 billones de dólares, sólo un año después de haber sido anunciada al público, con una Elizabeth de sólo 24. Una verdadera promesa, un genio en crecimiento, pero las apariencias engañan.

Holmes siempre se presentaba con una apariencia muy parecida a la del famoso Steve Jobs; con un jersey negro de cuello alto y porte de modelo. Sin embargo, esto la llevó más bien a parecerse a Jay Gastby, pues inspiraba el misterio. Pero en verdad, su verdadera intención era siempre fue dar la imagen de ser una adicta al trabajo, que no mostraba ningún tipo de emoción. Esta era una de las reglas que ella se escribió para sí misma. Esta era una de las justificaciones que Elizabeth Holmes argumentaba.

Holmes creó y se creyó este papel de genio incomprendido y prodigio; haciendo todo para dar la impresión que todo lo que hacía era para el beneficio de la humanidad. Pero algo siempre parecía no encajar, tanto en ella como en su proyectos, pues cuando alguien se quería interesar sobre el proceso, la respuesta de la empresa era limitarse a responder “secreto comercial”.

El fraude

Todo explotó luego de una investigación realizada por el periódico The Wall Street Journal, que concluyó que dichos dispositivos no eran tan eficaces como ella lo aseguraba. Lo que hizo sonar las alarmas de diversas agencias federales, como el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid; la FDA y la Comisión de Seguridad e Intercambio (SEC en inglés).

En 2018, la SEC levató cargos en contra de Holmes y el presidente de Theranos, Ramesh “Sunny” Balwani, acusándolos de:

“recaudar más de 700 millones de dólares de los inversores mediante un elaborado fraude que duró años, y en el que exageraron o hicieron declaraciones falsas sobre la tecnología, el negocio y los resultados financieros de la empresa.”

The U.S. Securities and Exchange Commission (SEC)
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Este año y después de un juicio de 15 semanas, donde se demostró de forma concluyente, que el secreto comercial real era una mentira. Pues este lunes, un jurado federal formado por ocho hombre y cuatro mujeres, declararon culpable a Elizabeth Holmes de 3 cargos de fraude electrónico y uno de conspiración para defraudar a sus inversores. Esto nos hace pensar que este tipo de fraudes nos enseña lecciones muy profundas.

La condena de Holmes es prueba de que todavía existen personas que se atreven a fingir. Sin embargo, aquellos que lo quieran hacer tienen que saber que siempre existirá la posibilidad de los atrapen. Sobre todo en Silicon Valley, donde hay un capital de riesgo revoloteando en el aire.

En defensa de Holmes, sus abogados manifestaron, que ella subestimó de forma ingenua los desafíos que su empresa enfrentaba.

Lo que hizo tan popular el producto de Elizabeth Holmes, fue su costo, ya que la empresa Theranos lo proporcionaba a un costo muy bajo, comparado con el de las pruebas tradicionales. Esto llevó a que una farmacéutica estadounidense llamada Walgreens, se asociara con la empresa de Holmes para así ofrecer el producto en tiendas, en estados como California y Arizona.

Seguiremos de cerca cuál será la sentencia que el juez dictaminará sobre la condena que pagará Elizabeth Holmes.