Para las nuevas generaciones quizá sea como un viaje al pasado, porque seguramente sus abuelitas les habrán contado que en su juventud ellas cultivaban en sus casas sus propios vegetales. Los ‘huertos urbanos’ se han convertido en la forma de obtener nuestros propios alimentos, mucho más saludables y evitando la contaminación generada por las industrias.
Hoy en día, esta tendencia se quiere implementar en más lugares, es una forma de ayudar a nuestro ecosistema. Aproximadamente desde hace dos décadas ha aumentado el número de huertos urbanos en varios países, por ejemplo, en España, su crecimiento ha aumentado de 1.280 a 28.000 mil aproximadamente.
Si nos detenemos a analizarlo, muchos de nosotros preferiríamos hacer nuestras propias siembras, si tomamos en cuenta que desconocemos el proceso desde que siembran la semilla de algún vegetal, hasta que llega a nuestras manos, empezando por el riego con que lo hacen, ya que no tenemos certeza del agua que utilizan. En muchas ocasiones es de dudosa procedencia, por eso es de suma importancia lavar y desinfectar muy bien estos productos para evitar enfermedades.
Es por ello que esta nueva tendencia de huertos urbanos es tan beneficiosa, ya que sabemos qué agua utilizamos, y frenamos los residuos que ocasionan los desplazamientos a grandes distancias de las hortalizas y frutas.
Estos son tan solo algunos de los beneficios que obtendríamos:
Mejorar la calidad del aire: las plantas proporcionan oxígeno a cambio del consumo de C02, con esto podemos disminuir el efecto invernadero en nuestras ciudades.
Reduce el índice de calor: el intercambio de oxígeno-C02 permitiría reducir las fluctuaciones de la temperatura de los lugares próximos a los cultivos.
La calidad de nuestra dieta: los alimentos orgánicos en nuestro organismo se procesan mejor, y el comer alimentos frescos nunca se podrá comparar con nada, ya que lo que consumimos en la actualidad tiene sustancias para su conservación.
Consumir alimentos de temporada: predominando los productos frescos y ecológicos, nuestra dieta será más sana y equilibrada.
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También estaríamos enseñando: al incluir a nuestros pequeños en esta práctica de huerto urbano, les fomentamos el valor de la agricultura y cuidado del medio ambiente, haciéndolos partícipes de ello, es darles una nueva visión tanto de valor familiar como colectivo.
Estaríamos contribuyendo con la economía familiar: para nuestra familia sería una forma de colaborar a las sostenibilidad y reciclaje (ya que podríamos fabricar abono), así como la reutilización de productos.
La práctica de la ‘horticultura’ es una manera de evitar el ocio y nos ayudará a controlar el estrés, integrándonos a la vida social de aquellos grupos fuera de nuestro entorno, a la recuperación de espacios destinados a botar basura o desechos de todo tipo.
Esta manera de obtener tus alimentos, en referente al presupuesto familiar, ayudará en proporción de la inversión que hagas y que esté acorde con tus necesidades. En cuanto a la contaminación, estaríamos reduciéndola, ya que los traslados de grandes distancias son uno de los elementos del efecto invernadero.
La mejor parte de estos huertos urbanos y plantas es que volverán animales muy necesarios, como las abejas.
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