Les contaré, no se si trata de una coincidencia pero hace dos días vi la película sobre este asesino y buscando de qué escribir me topé con esta noticia por el portal de una revista, se los comenté a mi hija y su esposo, ellos me contestaron que estaban viendo sitios de internet donde se debatía sobre el tema.
Y es que al parecer se pondría nombre y rostro a este famoso asesino en serie que puso en jaque tanto a la policía local, como a ciudadanos y hasta al FBI. Con el nombre del “Asesino del Zodiaco”, tan temido en los años 60, por las investigaciones ahora podría conocerse su identidad.
En un año, un grupo de 40 investigadores, entre los que estaban agentes de inteligencia militar y periodistas aseguraban tener las pruebas necesarias para identificar al asesino, con diferentes evidencias físicas y forenses, declaraciones juradas por tribunales, junto con fotografías del antiguo cuarto oscuro del supuesto sospechoso de los crímenes.
Los investigadores han publicado un informe con el nombre del asesino: Gary Francis Poste, quien murió en el 2018 y fuera descartado como sospechoso por la policía. La cicatriz en la frente es la principal evidencia que presenta el informe, pues al parecer el sospechoso compartía esa marca con la del asesino, señal mencionada por tres testigos.
En realidad no recuerdo que se mencionara en la película que vi, sin embargo, para los investigadores es una prueba irrefutable, y que hicieran la policía y un dibujante en el departamento de policía de San Francisco, en 1969. A través de unos criptogramas un miembro del grupo de Jen Buchholz, menciona que de las cartas que el asesino envió a la policía estaría oculto el nombre completo de Poste.
Entre los testimonios que llegaron a conocer al acusado resultaron ser muy desgarradores, donde podía matar de forma indiscriminada, y a pesar de mudarse a la ciudad no pudo detenerse, con una necesidad de matar incluso a animales pequeños, por el solo hecho de sentirse mejor. Este asesino aterrorizó a los californianos después de matar a 5 personas entre diciembre de 1968 y octubre de 1969, y las víctimas comprendían en las edades de 16 y 29 años.
Escribía cartas tanto a la policía como a la prensa, en las que alardeaba de los asesinatos, enviando trozos de tela ensangrentados. El sospechoso principal fue Arthur Leigh Allen, pero al final del 2003, sus huellas fueron cotejadas y se demostró que no fue él. Las pistas que resultaron definitivas señalan a Poste. El 30 de octubre de 1966, los detectives de Reverside recogieron un reloj de pulsera con una correa rota, que se cree se desprendió del asesino, durante su asalto.
Este reloj para los investigadores fue comprado en una base militar PX en la década de los 60, Poste era un veterano de guerra de la USAF, el cual se sometía a chequeos médicos por una lesión con arma de fuego, en la base militar de March, a 15 minutos de la escena del crimen de la Universidad de Bates. El laboratorio forense también notó salpicaduras de pintura en esfera del reloj de pulsera.
En 1963, Poste se convirtió en pintor de casas durante más de 40 años, se verificó su ADN con la sangre encontrada en la correa del reloj, al igual que la huella de talón en la tierra y que se confirmó era de estilo militar talla 10, la misma que se encontró en 3 escenas de los crímenes del Asesino del Zodiaco, coincidiendo con la talla y estilo que usaba Poste. Finalmente el Condado de Reverside y su oficina forense mostró 4 cabellos castaños del atacante en el puño cerrado de Cheri Jo Bates una de las víctimas, Poste tenía el cabello castaño.
Para los investigadores, Cheri, de 18 años, quien se suponía fuera la sexta víctima resultó que sería la primera en octubre de 1966, en Riverside, California, donde se produjeron los siguientes asesinatos. El FBI no quiere atribuirle la autoría a ningún sospechoso, ya que manifiesta que la investigación sigue abierta, y es que le dan un No rotundo a una prueba de ADN codificada por ordenador del asesino Gary F. Poste, este estudio abre las puertas para poder aclarar el misterio que desde hace 50 años lo ha hecho un caso sin resolver.
