Y como dice la canción “antes muerta que sencilla”, aunque puede soñar un tanto extremista, la realidad es que la mujer siempre ha buscado la manera de verse atractiva, y en esa búsqueda ha tenido un historial de sacrificio que hasta nuestros días lo practica por verse siempre bella. Y bueno, el cabello es una de las partes fundamentales para lograrlo; en el pasado, las mujeres enredaban sus cabellos con algunos artilugios extraordinarios que ondulaban, encrespaban, y rizaban hasta llegar al permanente.

En mi curiosidad por saber más acerca de cómo lograban realizarse esos rulos sin el uso de la tecnología que el día de hoy tenemos, me di a la tarea de investigar un poco sobre sus inicios. Las mujeres de aquélla época estaban dispuestas a hacer cualquier cosa para conseguirlo; comenzaron utilizando arcilla húmeda en el cabello, que al secarse al sol se convertía en rizos, claro, un poco crujientes, pesados y embarrados, un pequeño precio a pagar por verse bellas.

La búsqueda por tener el cabello con rizos

Las primeras civilizaciones como la babilónica, asiria, peruana, griega y egipcia calentaban varillas de hierro o bronce sobre el fuego, para realizar peinados impresionantes, lo cual significaba la belleza y riqueza. Serían los primeros, pero no los últimos en darse cuenta de que la falta de control del calor podía conducir a veces a un resultado poco deseado. En aquél entonces los pretendientes al cortejar a mujeres adineradas, no le daban importancia a los cabellos chamuscados, el beneficio económico era lo más importante.

Entre mechones y cabelleras fritas en 1866, Sir Hiram Maxim ciudadano ingles nacido en Estados Unidos, patentó uno de los primeros diseños de rizadores junto con una ratonera, un inhalador para el asma, una bombilla y una ametralladora Maxim.

El francés, Marcel Grateau con gustos variados y dedicado a la peluquería, en 1872 abrió una que sería la primera con mucho éxito, cautivando a las mujeres de París con un icónico peinado de ‘Onda Marcel’, un estilo de peinado del siglo XIX y principio del siglo XX. Grateau diseñó su propio rizador para el año 1890, con una ligera variación del hecho por Maxim, ya que las tenacillas creadas por él se calentaban de forma insoportable, al grado de quemar el cabello.

Las mujeres al no tener acceso a esos rizadores, o simplemente no querer arriesgarse a tener un percance, utilizaban métodos no térmicos para rizar sus cabellos, con los “tirabuzones” de moda. Las mujeres optaban por cortar telas en tiras y seccionaban mechones de cabello húmedo, envolviéndolos en esas tiras, con ellos dormían, por supuesto, de manera incomoda, pero a la mañana siguiente, las desataban y lograban los rizos deseados.

Otras optaban por usar “los pasadores, enrollaban mechones de cabello sujetándolos con estos utensilios, tampoco nada cómodos para dormir y en ocasiones con algunos dolorosos accidentes. Llegó la época en que hicieron su aparición los “rulos térmicos”, que consistían en unos tubos metálicos recubiertos de tela o cuero, en lo cuales enrollaban el cabello, y una vez más los dejaban hacer su magia durante la noche. Si algo nos queda claro, es que el tener un cabello rizado era más importante que dormir bien.

La búsqueda por tener el cabello con rizos

Karl Nessler (conocido como Charles Nessler) peluquero alemán, en 1905 y afincado en Londres, creó un método para rizar el cabello de manera permanente que había estado ideando durante años, y para la que su esposa fue su “conejillo de Indias“. El proceso consistía en que el cabello se enrollara en unas varillas conectadas a una máquina con dispositivo de calentamiento eléctrico, al cual se le aplicaba sosa cáustica calentándolo a 100º C o más durante unas seis horas. Esto le costó unas cuantas quemaduras a su esposa hasta el cuero cabelludo, y detonó en el fin de su matrimonio.

El método mejoró con los años, ya que los rodillos calientes no tocaban el cuero cabelludo debido al soporte en forma de lámpara de araña que lo evitaba, aunque eso parecía una máquina de tortura, pero para el año 1909, se hizo muy popular en Londres para la mujeres con cabelleras largas.

Fue en el año de 1930, que se usaron por primera vez líquidos grasos y humectantes para contrarrestar los efectos del método Nessler. Ya para 1935, el primer permanente en frío a base de sulfuro se utilizaba. En la década de los 40 los productos químicos llamados tioles o mercaptanos se utilizaron por vez primera, su objetivo era obtener un rizado duradero aplicando productos químicos para desestructurar el cabello para luego reestructurarlo con los rizos deseados.

Como lo hemos visto, a lo largo de los años, aunque hoy nos parezca una tortura, el lucir una melena rizada era prioridad en las mujeres, teniendo que pasar por algunas incomodidades o accidentes. Afortunadamente en la actualidad las bases y permanentes han evolucionado, convirtiéndose en una de las soluciones capilares favoritas de muchas mujeres.

Hoy en día, tenemos opción de dar un toque diferente a nuestra cabellera, con lindos accesorios y haciendo uso de utensilios especializados para el cabello podemos hacer rizos u ondas, aunque no será permanente, pero nos hará lucir igualmente bellas.

La búsqueda por tener el cabello con rizos