A las puertas de una tercera guerra mundial -lo que ninguno de nosotros queremos- tras la invasión de Rusia a Ucrania, muchos países se esfuerzan por conseguir la seguridad energética.

Este evento no sólo ha desplazado a millones de personas, acabado con la vida de cientos de niños y ancianos, sino que también está provocando cambios históricos en la fuente energética de muchos países. Y el error es que se ha dejado que las grandes potencias acaparen recursos fósiles, lo que los convierte en los dueños de industrias como la del petróleo y el gas.

Rusia es precisamente el proveedor principal de gas de casi toda Europa, país que al estar involucrado en políticas tóxicas, ha obligado al resto de Europa a buscar alternativas en países más lejanos o a invertir en tecnologías más ecológicas. La Unión Europea sería la más afectada, ya que están atrapado hasta finales de año con 2 tercios del gas ruso.

La guerra y la crisis energetica mundial
foto elclubdeinversión.com

Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea dice que “Sí, sería difícil pero no imposible conseguir la forma de abastecerse de otra manera”. Por otro lado, el sistema energético del mundo lleva décadas experimentando una lenta transición hacia combustibles menos contaminantes, es decir, aquellos con menos contenido de carbono.

Pero este conflicto ha cambiado todo, la seguridad energética es prioridad y, para los expertos, las consecuencias que tendrá para el medio ambiente serán muy desfavorables. El cierre de los espacios aéreos ha obligado a las aerolíneas a cambiar de rutas; por lo tanto, los aviones consumen más combustible y ya sabemos lo que eso provoca.

Aunque la pandemia ayudó un poco a disminuir la producción de carbono, ya que aviones y automóviles permanecieron aparcado. Hubo incluso un estimulo mundial de 860.000 millones, sin embargo sólo un 6% fue destinado a medidas de reducción de emisiones.

Lo cierto es que los problemas energéticos sucedían antes de la guerra, y que los precios del gas alcanzaron del gas alcanzaron los niveles más altos de la historia en 2021. Ahora, con las sanciones a Rusia, se anunciaron planes para ponerle fin a las importaciones de petróleo y gas ruso. Una de las empresas que dejó de abastecerse con estos recursos rusos, es Shell.

La guerra y la crisis energetica mundial

Otra consecuencia de la invasión, es que la Unión Europea publicó el 8 de marzo que apostarán por la energía eólica y solar, pero que se consumirán gas de África y gas licuado natural (GNL). También hay países como Estados Unidos que decidieron, junto a Reino Unido, hablar con empresas sobre el aplazamiento del cierre de centrales eléctricas de carbón.

Muchos alrededor del mundo creen que es demasiado pronto para decidir qué dirección tomará el mundo a partir de la encrucijada energética, pero sí están de acuerdo en 2 cosas. La primera es desarmonizar muchos de estos sistemas energéticos, para poder usar suministros seguros. Segundo, garantizar una seguridad energética a largo plazo luego de casi dos décadas de precios bajos.

Otros países como Alemania están buscando un nuevo proveedor de gas licuado, y uno de sus potenciales socios es Catar; no sin cierto recelo, ya que le han llovido críticas por el mal trato que este país le ha dado a los trabajadores contratados para las instalaciones destinadas al próximo mundial de futbol.

Fuente: Revista New Scientist.