La imagen que nos viene a la mente cuando pensamos en playas es la de aguas cristalinas y palmeras. Pero en Ghana, las playa están dejando de ser un paraíso en la tierra, porque esas playas de arena blanca y fina están llenas de piezas de ropa que llegan por miles a sus costas ubicadas en el Golfo de Guinea.

Estas playas se han convertido en una nueva y triste postal, y es a causa del consumismo excesivo. Cada semana, una media de 15 millones de prendas de vestir provenientes de Estados Unidos, Canada, y el Reino Unido así como de China, Corea del Sur y Australia, llegan a nuestras playas.

La mayoría de ellas llegan a los mercados para ser vendidas, pero una gran parte terminan en vertederos donde finalmente son arrastradas por la lluvia a los causes de aguas e, inevitablemente, llegan a nuestros océanos. Estos envíos incluyen artículos que se quedan en el inventario de varias marcas -lo que no se vende-, pero la mayor parte provienen de nuestros armarios.

La industria textil daña nuestras costas

Hay una nota positiva: la mayoría de la ropa que no llega a las tiendas, es donada a Organizaciones Benéficas. Una de ellas es Renaissance, ubicada en Canadá; un 50% de las 11.275 de toneladas de la ropa recibida sólo el año pasado, fue descartada ya sea por no venderse o porque están en mal estado, y esta organización recurre a una red de socios que compran la mercancía para transformarla en trapo o relleno o revenderlas. Y fundaciones como The Or Foundation, una organización sin ánimo de lucro, con sede en Accra, Ghana, hace campañas para promocionar la moda ética y sostenible en todos los niveles de la industria.

Sin embargo, una gran cantidad de estas prendas pueden acabar en las costas africanas o en el desierto de Atacama en Chile, donde las dunas están contaminadas y llenas de ropa.

¿Por qué sucede esto?

El problema radica en que la calidad de la ropa no es buena y, por lo tanto, no vale la pena invertir en ella y si no hay inversión se crea este circulo vicioso, por lo que las ventas están por debajo y es cuando la ropa es desechada. La falta de vertederos oficiales ha causado los montones de esta basura acumulada.

La industria textil daña nuestras costas

Para el medio ambiente y las personas las consecuencias son enormes. Esta acumulación de desechos produce asma a las persona que viven por la zona y en aquellas encargadas de la incineración. Los residuos son arrastrados a los ríos adyacentes, muchos de los cuales conectan con nuestros mares y esto ha traído como consecuencia una alteración profunda en muchas especies marinas que llegan a las costas de Ghana.

Esta prendas, en su mayoría se componen de materiales como el poliéster, nailon y elastano, textiles que tardan décadas e incluso siglos en descomponerse. Además de que durante su proceso de elaboración se libera una cantidad considerable de metano, uno de los principales desencadenantes del efecto invernadero, que contribuye altamente al calentamiento global.

Para finalizar, los 2.5 millones de habitantes que tiene esta parte del mundo no pueden luchar con 15 millones de prendas que llegan cada semana a sus costas así que tenemos que dejar el consumismo.