La actriz estadounidense señala que hay que estar siempre presentes y conscientes, y afirma seguir aprendiendo de aquellas etapas que pueden cambiar durante el proceso, y sobre todo, que te sientas feliz al envejecer. Por ahora, dice estar bien en no realizar más papeles de salvar a la humanidad de una pandemia catastrófica, pues en tiempos actuales prefiere papeles de mujeres de su edad en la pantalla.
De la misma forma, manifestó sentirse ya aburrida de tener que pasar horas en las sesiones de maquillaje, y aquellas capas para disimular la edad. La entrevista se hizo a través de zoom en una videollamada desde los Ángeles, California, en la que narró su historia en la industria del cine, desde la edad de 6 años, la cual fue su primera aparición sobre un escenario.
Hoy, con 56 años de edad, y 14 años, cuando hizo su debut en la cinta “Pequeña Historia de Amor”, de Sir Laurence Olivier, desde entonces no ha dejado de actuar, alternando en el cine, la televisión y el teatro. Se convirtió en la protegida de Francis Ford Coppola donde formó parte del reparto de La Ley de la Calle, Los Chicos de la calle 56, El Club de Algodón y Jack, una serie de televisión tan popular como Paloma solitaria, y House of Cards.
Obtuvo una nominación al Oscar y al Globo de Oro por el thriller erótico Amor Infiel, y conquistó la taquilla con la cinta El Hombre de Acero, sobreviviendo a las presiones de Hollywood donde solo querían que fuera guapa y sexy, ahora es una de las actrices maduras y brillantes de la industria. Es así que entusiasma ver a alguien que se ha formado en el escenario, con su ánimo, y se le ve cariñosa dando su entrevista de una manera muy cordial.
Para la protagonista de Bajo el Sol de Toscana, al comenzar a hablar de temas existenciales donde el mundo de hoy y del futuro que está cada vez más contaminado, entre la política y la ciencia, y ante la necesidad de unirse y la idea de que tenemos que ayudarnos mutuamente en esta realidad social desarticulada, apunta: “si quieres sobrevivir, ya no podemos aislarnos”, esto se lo dijo hace poco Jane Fonda.
Y es que, tenemos que hacernos amigos de nuestros vecinos, porque llegará el día que tengamos que compartir el agua, el pan y de cambiar gasolina por bombillas, en otras palabras, tenemos que ser interdependientes y apoyarnos mutuamente.
Cuestionada sobre si guarda cierto parecido con la mujer de carácter que interpretó en su última película “One of Us”, contestó con una sonrisa que “en el pasado había momentos en los que se sentía capaz de desafiar a cualquiera, a veces incluso se sentía como una idiota, ya que hacía cualquier cosa que le pidieran, solo tenían que encontrar la forma correcta de ponerla a prueba”.
De manera que para ella, la emancipación de la mujer no es necesariamente una cuestión de género, sin embargo, es nuestro mundo se convierte en algo que se refuerza a sí misma. Recuerda que cuando era niña no quería ser una persona, soñaba con ser una criatura de cuatro patas, por temor al juicio del mundo exterior. Ahora ya no quiere eso (sonríe), está agradecida de tener conciencia, razón y la capacidad de debatir los temas de nuestro planeta y observar cómo moldea su vida.
Asegura que sigue aprendiendo como actriz, ya que es la esencia del arte, el cine, el teatro y la literatura, y desde luego, impulsa a revelarse, a estar presente, ser consciente y reconocer que no hay un destino ideal para nuestro viaje, ya que cada generación tiene su etapa diferente.
