Estos últimos años hemos sido bombardeados con todo tipo de dispositivos electrónicos, ya sean portátiles, relojes inteligentes, audífonos (esos auriculares TWS) o parches cutáneos; dispositivos que nos monitorean constantemente la glucosa (CCM), así como otros utilizados como realidad virtual (VR) y así muchos más.

Y aunque todavía esto no será en todo los sectores, porque todavía se encuentra en etapas tempranas, se está desarrollando la realidad mixta y aumentada (AR y MR), audífonos OTC, también lentes de contacto inteligentes. Pero es aquí donde esta tecnología pronto podría llegar a la ropa que empezaremos a utilizar, más que todo se estaría dirigiendo a la utilizada en practicas físicas, o sea, para las rutinas de ejercicios.

La ropa inteligente con el nombre de Wearable o Vestible, conocida como tecnología corporal, será capaz de guiar y medir el rendimiento deportivo, así como todo lo referente al estado de salud; o simplemente podría convertirse en una extensión del cuerpo o mente del usuario. Un ejemplo de esto ya existe, como estos lentes programados para registrar información óptica en una biblioteca virtual.

¿Qué sabemos sobre la ropa inteligente?

Al pensar en este tipo de tecnología en la vestimenta, y que estarían adaptando algunas empresas importantes, así como laboratorios tecnológicos, algo está claro: que tiene que poder utilizar una fuente de energía lo suficientemente segura y que tienen que ser lo más flexible posible para que pueda adaptarse al cuerpo humano.

En el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), están anunciando la creación de fibras inteligentes que puedan reconocer los movimientos de quién la esté usando. Estos nuevos prototipos de chaquetas, calcetines o guantes fabricados, tendrán con una mezcla de este tipo de fibras con las tradicionales, junto con materiales electrónicos táctiles sensibles a la presión y cuyo objetivo es analizar nuestro estado físico.

¿Qué sabemos sobre la ropa inteligente?

La idea de crear ropa inteligente para hacer ejercicio, es que esta ayude a la persona a realizar movimientos de la manera correcta, esto para evitar sufrir de lesiones. El gran desafío será que estos dispositivos “vestibles” funcionen con energía. Pero, de momento, entre los dispositivos que están probando los científicos están los “supercondensadores” flexibles, que puedan adaptarse cómodamente al cuerpo humano.

Por ejemplo, un grupo de científicos de la Universidad de California, en Los Ángeles, liderados por el ingeniero electrónico Xiao Xiao, han elaborado baterías de iones de zinc recargables, de 91 vatios-hora por litro, fabricadas para la ropa inteligente; esta será producida como un hilo de fibra de sólo un milímetro de diámetro, con una elasticidad similar a la piel humana.

¿Qué sabemos sobre la ropa inteligente?

Este grupo de científicos percibieron que estas baterías podían cargarse de forma inalámbrica mediante teléfonos celulares u otros dispositivos, una de las ventajas. Después de muchas pruebas, donde se incorporaron múltiples sensores, circuitos y también una terminal de carga inalámbrica, la prenda podía medir la frecuencia cardiaca, la temperatura, la humedad y las señales de altitud, además de enviar datos de forma inalámbrica a un teléfono inteligente a través de Bluetooth. También fue probada al aire libre con un voluntario, que al hacer ejercicio, mencionó que funcionó de una forma excepcional.

En el futuro los ingenieros estarían apuntando sus radares a desarrollar sensores flexibles, así como tejidos que puedan recolectar la energía de los movimientos corporales para generar electricidad, incluso pantallas textiles.

Las baterías para este tipo de tecnología Wearable o llevable serán:

  • Supercondensadores flexibles: poseen una alta densidad de potencia, pero con una energía relativamente baja y su corta duración limita sus aplicaciones prácticas.
  • De iones de litio flexibles: estas cuentan con una densidad de energía más alta, pero existen preocupaciones fundamentales sobre su seguridad, la cual restringe su adopción generalizada en la tecnología portátil.
  • De iones de zinc con nanotubos de carbono: son una prometedora tecnología flexible de almacenamiento de energía, para dispositivos portátiles, con una alta capacidad a bajo costo y buena seguridad.

Sin embargo, los electrolitos en gel que ayudan al flujo de carga eléctrico dentro de estas baterías, son difíciles de fabricar y a menudo pueden tener propiedades mecánicas deficientes y baja conductividad iónica.

Bueno, como toda nueva invención tendremos que esperar al tiempo y que nos digan qué tan inteligente pueden ser estas prendas tecnológicamente hablando.