Lufa Farms es una iniciativa de dos jóvenes canadienses Mohamed Hage y Lauren Rathmill, quienes son los creadores y fundadores de esta propuesta, y es de hacer que la agricultura urbana sea en una escala mayor, comparto este método que estos chicos están proponiendo, de que tenemos que comenzar en nuestros hogares, y dispongamos de un espacio para hacer un intento, aunque sea pequeño, para levar a cabo esta idea.
Comenzaremos por decir y analizar que lo más interesante es el potencial de sostenibilidad que este proyecto tiene. Sería increíble poder ver aquellas grandes ciudades, con sus balcones y azoteas capaces de albergar pequeños cultivos, y en aquellos con más espacio de capacidad para estos cultivos urbanos.
Y es que poder consumir alimentos que uno mismo cultiva es una satisfacción increíble, y lo digo por experiencia. Hicimos este experimento en Ciudad de México, en la terraza de mis consuegros. Con la ayuda de nuestra amiga Juanita, sembramos tomates (jitomates), lechugas, lavanda, menta, chiles, hierbabuena y perejil; y puedo decirles que se siente muy bien verlos crecer y consumirlos cuando están listos.
En esta oportunidad la meta es que se puedan adaptar espacios de cultivo, como tomates y que puedas verlos madurar durante todo el año, incluyendo la temporadas de invierno. Esa es la idea de Lufa Farms cuya organización, en la actualidad, dirige cuatro invernaderos en azoteas, en edificios de Montreal, Canadá y en sus alrededores, mismos que llegaron a producir más de 25.000 cestas de verduras todas las semanas.
Dicha organización fue fundada, como ya mencionamos, por Mohamed y Lauren, en el 2009. Se inspiraron en el concepto de la agricultura urbana, que dice que es posible desarrollar estos cultivos en los lugares donde vivimos, y sin la necesidad de utilizar tierra nuevas y evitar así incrementar la huella que deja el carbono, producido por el transporte que distribuye los alimentos.
Y es aquí donde entra la tecnología hidropónica, que ayuda a que este tipo de iniciativas, como la de Lufa funcionen; que además es sostenible, porque se recicla cerca del 90% del agua que se utiliza en el riego de las plantas, y en lugar de pesticidas, son las mariquitas y avispas parasitoides las que devoran pulgones y otras pestes.
Debido al calor residual que se origina en los propios edificios donde se encuentran los cultivos, se necesita solo la mitad de la energía que necesitaría en un invernadero industrial.
Este proyecto con su invernaderos y jardines comerciales, están ya en ciudades como Londres, París y Nueva York, y muchos analistas opinan que pueden llegar a producir el 10% del suministro mundial de alimentos.
Así que les recomiendo que si tiene un espacio disponible en sus hogares, comiencen ustedes este proyecto, y verán lo bonito que es ver crecer algo que sembraste con tus manos. Te llena de una satisfacción muy gratificante.
