Ya han pasado dos años de aquellas imágenes de la emblemática joya de Francia, cuando un devastador incendio estuvo a punto de destruir Notre Dame de París. Ahora los científicos lideran los esfuerzos para devolver a la querida Catedral su antigua gloria. Ocho son los científicos que están a cargo de la restauración, se pusieron los cascos y las botas pesadas, y entraron en el casco ennegrecido de Notre Dame, una de las catedrales más famosas del mundo.

Un incendio había arrasado el ático derritiendo el tejado, y la aguja del reloj fue lanzada hacia el espacio sagrado. El aire cambió por cenizas, en lugar del incienso y el humo se volvió rancio, el suelo de mármol fue cubierto por escombros. Pero una llamada de gobierno logró que unos expertos se pusieran manos a la obra y comenzaran a planificar, primero a ver los daños.

A decir verdad, sintieron un poco de alivio e incluso esperanza al ver las sillas de ratán colocadas en hileras, así como intactas las pinturas de un valor incalculable que estaban colgadas, y sobre el altar, una gran cruz dorada se alzaba sobre la piedad, una estatua de la Virgen Maria.

El 15 de abril de 2019, un cortocircuito fue la probable chispa que provocó el incendio amenazando con quemar la catedral de 856 años, escenario de la famosa película de “El jorobado de Notre Dame”, de Disney, en donde el incendio pudo llegar hasta sus cimientos. Siguiendo el protocolo, los bomberos sabían cómo actuar, salvaron las obras de arte en orden, y regularon la presión del agua par que fuera baja, evitando rociar los ventanales para que el frío no rompiera el cristal ya caliente.

Evitaron así lo peor, pero la emergencia estaba lejos de terminar, fueron 180 toneladas de plomo tóxico del tejado y la aguja estaba sin contabilizar, con peligro de que la bóveda se terminara de derrumbar. Los esfuerzos fueron desde estudios de geología hasta de metalurgia, se evaluaron así los daños y pudieron orientar a los ingenieros para su restauración. El presidente de la nación, Emmanuel Macron confía que se pueda abrir para el año 2024.

El laboratorio de restauración se ubicó en los establos de un castillo del siglo XVII en Champs-Sur-Marne, en los suburbios al este de París. Las piedras caídas les darían las pistas sobre el estado de las que aún están en su lugar, y es que el calor pudo llegar a debilitar las piedras calizas de la catedral.

De esta manera, sería posible conocer las temperaturas que soportaron estas piedras, y ayudaría a los ingenieros a decidir si se pueden utilizar los cristales debido a las altas temperaturas, los cuales sirven de ayuda al unir la piedra caliza, es cuando la temperatura sobre la piedra comienza a ponerse roja. A 600º C el calor vuelve a cambiar porque los cristales se transforman en un oxido de hierro negro.

Salvemos Notre Dame
Twitter: @notredameparis

Unas semanas después del incendio, los ingenieros instalaron vigas de acero por encima de la bóveda, para que los técnicos con cuerdas pudieran trasladar los andamios y estabilizar la estructura. Inspeccionaron la parte superior de la bóveda por primera vez en febrero del 2020, viendo el revestimiento de yeso que seguía casi intacto logrando su propósito, y en diciembre del mismo año, se comenzó con el interior de la catedral.

Para los parisinos, la preocupación es que el plomo vaporizado hubiese llegado a los barrios cercanos, lo cual fue aclarado por la experta metalúrgica, Aurélia Azéma, el plomo no alcanzó la temperatura de 1.700ºC, la mayor parte del plomo se fundió a 300ºC. Se descontaminaron escuelas cercanas, y descubrieron que hubo otra fuente de contaminación no procedente del incendio de la catedral.

La cantidad de persona que se unieron para salvar este monumento nos ayudó a aprender y a salir enriquecidos de esta experiencia.

Salvemos Notre Dame

Fuente: New Zealand