Somos los causantes de tantos desequilibrios en nuestro hermoso planeta, que parece que nos faltaba hacerlo con su equilibrio energético. Y es que, el planeta por sí mismo trata de mantener su flujo de energía, la que entra y sale de su sistema. Pero debido a nuestras actividades diarias, le causamos un gran desequilibrio, y por ello la temperatura del planeta va en aumento.

A la Tierra le ingresa energía radiactiva gracias a la luz solar y es por eso que nuestro planeta brilla. Esto se ve reflejado en la superficie, es decir, su atmósfera y regresa al espacio, la que absorbe y calienta al planeta. Esto a su vez, se emite en forma radiactiva térmica, un ejemplo es el asfalto negro caliente que irradia calor en un día de mucho sol.

Esporádicamente esta energía se va al espacio, pero una gran parte de ella se queda en las nubes, estos son los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, pero también regresan a la Tierra lo que hace que se caliente aún más las superficie del planeta.

Esto, aunado a más elementos que absorben la radiación, entre ellos el efecto invernadero, gases y aerosoles son los causantes de alterar el equilibrio energético de la Tierra, y esto hace que en lugar de expulsar más energía, es el efecto contrario, se queda en la Tierra. Se le conoce con el nombre “forzamiento radiactivo”, y son las actividades humanas las causantes que afectan el clima de nuestro planeta.

Somos culpables del equilibrio de la energía de la Tierra

La NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) ha creado un modelo de supercomputadora para demostrar cómo los GEI, y el CO2, flotan en nuestra atmósfera durante todo el año, donde se muestran las más altas con coloraciones en color rojo. Con las observaciones, este estudio puede decir por primera vez cuáles serán las fuerzas radiactivas que han ido aumentando a causa de actividades humanas, y serían las causantes del desequilibrio energético del planeta, por ende, las que están provocando el llamado “Cambio Climático”. Esto ha sido publicado en la revista Geophysical Research, el pasado 25 de marzo.

“Este ha sido el primer cálculo del forzamiento radiactivo total de la Tierra utilizando observaciones globales, teniendo en cuenta los efectos de los aerosoles y los gases de efecto invernadero”

Ryan Kramer, investigador
Somos culpables del equilibrio de la energía de la Tierra

Con el nombre de Clouds and the Earth’s Radiant Energy System (CERES) se conocerá este proyecto de la NASA, que se encargará de estudiar el flujo de radiación en la parte superior de la atmósfera terrestre, con varios instrumentos CERES que constantemente estaban volando en satélites desde 1997. Están encargados de medir la energía entre la Tierra y la cantidad que sale para definir la proporción y variación neta de radiación.

Gracias a una nueva técnica, ayudará a analizar cuánto es el cambio total de energía causada por nosotros los humanos. Con este estudio podrán calcular el desequilibrio que han generado estas fluctuaciones en la naturaleza, como serían los vapores de agua, las nubes, la temperatura y la superficie (el brillo o la reflectividad de la superficie de la tierra), de esta manera llegarán a calcular el cambio de energía causado por cada uno de estos factores naturales, y posteriormente restarán los valores del total, la porción es el forzamiento radiactivo.

Somos culpables del equilibrio de la energía de la Tierra
https://sites.google.com/site/ronaldeivhankhya/efecto-invernadero

Los nuevos avances en las técnicas aplicadas son más rápidos que los anteriores métodos implementados, ello ha permitido a los investigadores monitorear el forzamiento radiactivo casi en su tiempo real. Además tiene la finalidad de poder rastrear la emisiones humanas que están afectando el clima, al igual que el monitoreo del funcionamiento de diversos esfuerzos para mitigar y evaluar los modelos que sirvan para predecir los cambios climáticos en el futuro.

Se descubrió que nuestras actividades provocaron que el forzamiento radiactivo en nuestro planeta aumentó en aproximadamente 0.5 vatios por metro cuadrado entre el 2003 y 2018, debido al aumento de gases del efecto invernadero por la generación de energía, transporte y la fabricación industrial, y de aerosoles que influyeron en el desequilibrio.