Nacido en París el 11 de junio de 1910, dejó un legado inolvidable de preservación y amor por la vida marina como ningún otro.

Jacques-Yves Cousteau fue oficial naval francés hasta que un accidente de tránsito truncó su carrera. Por el año de 1950 alquilaba un viejo dragaminas británico a un heredero de la cervecera Guinness por una renta simbólica de un franco al año; posteriormente Cousteau lo convirtió en el Calypso, un avanzado laboratorio de investigación oceanográfica, para desarrollar desde ahí proyectos audiovisuales, libros, inventos y la defensa de cualquier tipo de vida sobre el planeta, en especial la vida marina.

En 1943 inventó junto a Émile Gagnan, la escafandra autónoma, conjugando dos inventos, el regulador o reductor de presión y la botella de aire comprimido. Haciendo posible el submarinismo como deporte y facilitó en mucho las incursiones a las profundidades de Cousteau. Este mecanismo se llama Aqua-Lung; buceo autónomo con independencia de cables y tubos de suministro de aire desde la superficie.

Jacques Cousteau, el hombre que nos enseñó el mar

Produjo películas y documentales que fueron transmitidos alrededor de todo el mundo, llamado “El mundo Submarino de Jacques Cousteau”. Podría decirse que inventó los documentales sobre naturaleza cuando aún era en blanco y negro. Algunas de sus películas: Precios en 1945, Paisajes del silencio en 1947, Tarjeta de inmersiones 1950, El mundo del silencio 1955 y el mundo sin sol en 1964,  para las que diseñó una cámara para grabaciones submarinas con mucho éxito.

Dirigió también el programa experimental de supervivencia en el fondo marino, denominado “Precontinente”, en el que se utilizó tecnología de punta, como habitáculos submarinos y cámaras de descompresión.

Jacques Cousteau, el hombre que nos enseñó el marLos misterios y maravillas del mundo submarino llegaron a los hogares de millones de personas, gracias a las innovaciones tecnológicas creadas por Cousteau a bordo de su nave El Calypso, a la vez su defensa de la educación ambiental y todo su trabajo en pro del ambiente y el clima le valieron para el reconocimiento internacional.

Muchas acciones del visionario Cousteau evitaron desastres ecológicos como las descargas de residuos radioactivos en 1960 y los experimentos nucleares que trajeron muchas polémicas diplomáticas. Fue asesor para las Naciones Unidas y el Banco Mundial en materia medioambiental, hizo descubrimientos como los restos del naufragio del HMHS Britannic en 1975.

Cousteau murió en París en 1997 de un ataque cardíaco, pero antes de eso algunos problemas personales lo inquietaron, ya que en 1979 murió tras un accidente de hidroavión su hijo Philippe, momento que el científico aprovechó para recurrir a su hijo mayor Jean-Michel, pero su relación era complicada y terminó en una disputa legal por el uso del apellido.

Su imagen se vio empañada cuando muere su esposa Simone por cáncer en 1990, y se conoció que Cousteau había mantenido una relación extramarital con Francine Triplet, por varios años, además de esa relación nacieron dos hijos. Pero la mayor herida en su reputación comenzó a abrirse en 1993, con una biografía escrita por el periodista francés Bernard Violet, revelando que Cousteau había espiado a los italianos en la Segunda Guerra Mundial, pero no para la Resistencia, sino para el gobierno de la ocupación alemana en Vichy, que presentó su primer documental a la cúpula nazi en París, y que sus primeros documentales ocultaban escenas manipuladas y prácticas vandálicas con el medio ambiente. Sin duda cuestionamientos muy serios.

Cousteau fue un hombre complejo y determinado; pero  fue “quizá el último gran aventurero del siglo”.