Ubicado en la provincia histórica de Estremadura, centro costero de Portugal, está Nazaré, un pueblo pesquero fundado en 1512, que conserva la típica estampa del pescado salado en la orilla de sus playas de fina arena. Su leyenda religiosa al que debe su nombre y el cañón submarino que atrae a los amantes de la adrenalina con las olas más grandes del mundo, son el atractivo.

El fenómeno de olas gigantes se debe a la rara geografía submarina de esa zona, constituyendo uno de los mayores barrancos bajo el agua; se extiende por 230 kilómetros y finaliza a menos de 800 metros de la costa de Nazaré, apuntando como flecha hacia la ciudad. En su punto más profundo el fondo del cañón está a 5 kilómetros de la superficie, reventando en Praia do Norte.

Las olas se originan en el Atlántico Norte y se amplifican en el cañón, permitiendo una elevación repentina de tamaño descomunal de 30 metros y más, por la acción de tres factores: el cañón, la plataforma continental y la corriente costera. Por si fuera poco, la contraola o agua proyectada de la playa al mar tras la llegada de la serie, aumenta la altura de las olas. Nazaré tiene por ello el récord mundial Guinness por la ola más grande jamás surfeada (2017).

En febrero 2020, la brasileña Maya Gabeira batió su propio récord mundial femenino al montar la ola más alta surfeada hasta la fecha, de 22,4 metros, en la playa de Nazaré. La marca reconocida siete meses después por Guinness World Records como “la ola más alta surfeada jamás por una mujer”.

Gabeira, de 33 años, ya tenía un récord del mundo de 20,72 metros,en 2018, también en esa playa. Sin embargo todo no ha sido logros, ya que Maya casi pierde la vida en otro intento, siendo rescatada inconsciente en esta misma playa en 2013, se cayó de la tabla cuando intentaba montar una ola gigante, un amigo trató de rescatarla con una moto acuática, pero al tirar de ella, fue sacudida, perdió el conocimiento y desapareció en el mar.

Al reaparecer, fue rescatada y trasladada a tierra, donde le fue practicado un masaje cardiovascular, y luego fue hospitalizada. A pesar de esto, la bella mujer se mudó en 2015 a Nazaré para entrenar en ese paradisíaco pero peligroso lugar de olas gigantes.

Otras olas gigantes

Mavericks, revienta en invierno en Half Moon Bay, en California, con olas hasta de 15 metros y un recorrido de 300 metros.

Mullaghmore Head o Gran Cumbre en Gaélico, es poco conocida, se ubica en el norte de Irlanda y guarda un monstruo que se eleva más de 15 metros en el mar y rompe violentamente contra la costa de una pequeña aldea sacada de un cuento de hadas, Mullaghmore; una de las olas y tubos más salvajes de Europa.

Pachorro, una ola que se levanta en Galicia frente a la isla Pancha, con olas inesperadas en rompientes y tubo que no muchos pueden surfear de 10 y hasta 20 metros de altura.

En Pe’ahi, Maui, Hawái, llegan swells invernales (Oleaje del mar de fondo) del noroeste con viento sur, que levantan un tubo de derecha colosal de hasta 20 metros de altura.

Punta Galea en Vizkaya, la ola derecha rompe sobre fondo rocoso, es una ola larga, rápida y con paredes verticales, cuando las condiciones acompañan la ola da un tubo enorme sólo para expertos.

Las olas gigantes de Nazaré

En el Mar de Cortes, México. A cien millas de la costa, una ola solitaria se eleva mar adentro y se genera porque hay una isla submarina con desnivel de cientos de metros, la masa de agua choca con el arrecife y genera olas llamadas XXL.

Dungeons, frente a la costa de Sudáfrica, con frías aguas y tiburones no es lo difícil, sino las olas gigantes que levantan en invierno, esconde una bestia apta para los mejores riders especialistas en olas gigantes: Dungeons.

En invierno austral la ola necesita de 4 a 5 metros de altura, pero cuando las condiciones de viento noroeste son favorables, un enorme tubo de derechas (del tamaño de un autobús) se desliza y pocos pueden domarla.

Shipstern Bluff . Se trata de una ola de derechas que rompe contra el coral en la costa de Tasmania (Australia). Reúne muchos peligros que la hacen muy temida. El más famoso, y por el que es reconocida mundialmente, es  su “Devil’s drop”. Un salto que se crea en plena ola cuando Shipstern bombea fuerte.

El Pipeline mexicano, ola que rompe en la costa pacífica de Oaxaca. Durante la temporada de buenos swells, de mayo a agosto, pueden llegar a verse olas de 9 metros de altura y algunos de los mejores para surfistas.

Belharra en Francia, aunque rompe eventualmente, esta ola tiene fama mundial, porque cuando lo hace no deja a nadie indiferente. Sucede cuando los vientos y mareas se cruzan en el camino y levantan una enorme masa de agua que choca contra el fondo de roca de la costa.

Pipeline, en la isla hawaiana de Oahu, la legendaria ola rompe sobre fondos de arrecife de coral frente a la playa de Ehukai. Tiene el honor de ser la ola más letal del mundo.