Siempre se ha hablado de la adicción a los videojuegos, pero veamos qué dicen los expertos sobre este tema. La mayoría de las personas puede llegar a pensar que es muy fácil perder la cabeza sentado horas frente a un ordenador o tv jugando videojuegos; pero la verdad es que lo mismo podría suceder al leer un libro de caballería, o ver una serie.
Si piensas que es más fácil que esto suceda con los videojuegos, permíteme diferir porque soy madre de dos chicos que desde pequeños han tenido la facilidad de poder jugar videojuegos, y que no han manifestado ningún tipo de violencia a lo largo de sus vidas; así como son lectores compulsivos de novelas de todo tipo. Pero vayamos al tema en cuestión.
Los expertos han hecho estudios sobre este tema y han concluido que sucede lo contrario. En lugar de afectar la conducta, a la mayoría de las personas les ha ayudado a conocer más de la historia del mundo, e incluso les ha ayudado a aprender un idioma distinto al suyo, y puedo decirlo con propiedad, porque este fue el caso de mis dos hijos. El querer aprender a jugar mejor los llevó a interesarse en otro idioma, de allí la ventaja que los videojuegos les han proporcionado.
Desmintiendo el mito
La industria de los videojuegos ha ido en aumento, superando a la audiovisual e incluso a la musical pues, dicen las estadísticas que, por semana, 2 de cada 3 personas, sin importar la edad, están jugando algún tipo de videojuego.
Muchas son las preocupaciones que se mencionan respecto a este hobby, como lo es la perdida del sueño o de que estaría potenciando estereotipos tóxicos. Y tantas son las publicaciones que dicen que los videojuegos provocan conductas violentas, que han hecho que se comience a estudiar neurológicamente lo cierto o falso de estas afirmaciones. De hecho, de un tiempo para acá se está comenzando a desmentir estas aseveraciones.
Todo comenzó con un artículo publicado en el 2019, en la revista Molecular Psychiatry, por la investigadora Simone Kühn, del Instituto Max Planck, para el desarrollo humano en Alemania.
Kühn realizo y dirigió una revisión objetiva de los datos sobre el GAM (General Aggression Model, o Modelo General de Agresión). Comparando la conducta de un grupo de jugadores de Grand Theft Auto V (con contenido violento), con la de otro grupo que jugaba The Sims 3 (que es un juego sin ningún tipo de violencia), y con la de personas que no jugaban ningún tipo de juego.
Las conclusiones arrojaron que no se encontró ningún tipo de cambio en el comportamiento, o tendencias violentas en ninguno de estos grupos, antes y hasta 2 meses después de finalizado el estudio. Además de que el efecto de los videojuegos violentos sobre la agresividad -de presentarse alguno- parecen durar muy poco, probablemente menos de 15 minutos.
Esto volvió a repetirse en otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Oxford (Reino Unido) en 2019, donde tampoco hubo señales de que hubiese alguna relación conducta agresiva de los adolescentes y los videojuegos violentos.
Es más, es mucho más probable que las tendencias agresivas tengan un origen mucho más profundo, y que el contacto con la violencia se haya producido en una etapa temprana del desarrollo; por ejemplo, si las personas sufren violencia y maltrato físico durante su infancia, en sus hogares.
Estudios neurocientíficos más recientes, han incluido herramientas como las resonancias magnéticas funcionales, donde pueden verse las estructuras cerebrales asociadas con la violencia, y se concluyó que los videojuegos violentos no tienen efecto sobre ellas. En lo que se refiere a la perdida del sueño, no necesariamente son los videojuegos los causantes, sino el ver constantemente las redes sociales y el brillo que emanan de los teléfonos inteligentes.
Pero lo que sí hay que decir es que todo en exceso es malo, pero eso no quiere decir que sean tan peligrosos. Se han dados casos que han pasado a ser graves, pero esto no debería suceder con la debida supervisión.
Seguiremos leyendo estudios sobre este tema y ojalá sirvan para despejar las dudas que tengamos al respecto.
