A principios de los 80 llegó de Puerto Rico, pero le llevó 10 años acondicionar su cuerpo para cumplir la labor de limpiar 110 pisos de escaleras del centro de negocios más importante del mundo.

Hoy no sabe cuántas personas puso a salvo, lo que William Rodríguez si sabía es que las otras 4 personas con llave maestra se habían ido, los administradores de operaciones, debidamente entrenados en rescates, de manera que solo estaba su llave.

“Tenía una de las llaves maestras porque en 1993 el WTC había sufrido otro ataque terrorista. Aquel año me caí por las escaleras del piso 96 y no me mandaron ayuda. Estuve muchas horas allí. Les demandé y a partir de entonces contaba con una llave”.

20 años del 11-S, muchas historias por contar

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Ese día se retrasó, y pensó no ir, pero su supervisor le dijo que nadie podría reemplazarlo, solo que llegó cuando un avión impacto la torre norte, eran las 8:46 am, estaba en el primer sótano cuadrando las tareas con su jefe.

“De repente se oyó una explosión que nos levantó en el aire. El techo se derrumbó y las paredes se rajaron. Pensé que era un generador de energía eléctrica que había reventado en el cuarto de mecánica en el B2. Segundos más tarde se oyó un impacto arriba y otra explosión”.

De inmediato aparecieron personas lesionadas, recuerda que sacó a Felipe David, un compañero hondureño, se lo echó en el hombro y lo sacó. Estaba empapado en sangre.

Afuera escuchó lo que sucedía, a esa hora estaría en el piso 106, y el hueco del impacto fue en el piso 90, y saber que sus amigos estaban ahí le hizo entrar a pesar de la recomendación del supervisor.

Las personas estaban asustadas y desinformadas, no sabían qué pasaba, al punto que una joven nueva de seguridad no quería salir por temor a perder el empleo. Recuerda que la sacó bruscamente.

Por primera vez dije: Dios mío ayúdame. Yo era agnóstico. “No creía en nada”.

La llave se convirtió en la ayuda para sacar a muchas personas, ya que los edificios con más de 50 pisos poseen un sistema de encapsulamiento anti propagación de incendios, (tres pisos tienen puerta de escape que no abren y uno si). Dirigió a los bomberos, iba liviano, en cambio ellos no conocían el edificio y sus equipos son pesados.

En el piso 27 habló con su madre: “ella me decía que abandonara el edificio”.

 

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Último en salir

Después de volver tres veces al edificio, bajó antes del derrumbe de las torres, atinó a protegerse debajo de un camión de bomberos. “El polvo me quemaba la cara y dije: Dios mío no le des a mi madre el dolor de verme en pedazos, que reconozca mi cadáver”.

Willy había sido mago y practicaba escapismo que le sirvió para controlar el aire y le durara. Lo hizo pensando que no lo lograría. Únicamente pensaba en su madre y su perrita. Perdió el conocimiento.

Fue rescatado 3 horas después, recibió primeros auxilios y pasó el resto del día como voluntario, al día siguiente volvió para continuar apoyando. Rescató a 15 personas y más de 100 salvaron su vida gracias a la llave.

Actualmente William Rodríguez preside la Asociación Hispana de Víctimas del Terrorismo más importante de Estados Unidos, y ofrece conferencias sobre superación.

 

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