Empecemos por revisar que la anemia es una afección que impacta los glóbulos rojos, cuya función es transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo, y que puede ser temporal o prolongada, leve o grave.

Los tratamientos para la anemia van desde la indicación médica de suplementos hasta someterse a procedimientos médicos y llevar una dieta apropiada con la combinación de alimentos para nivelar esta dolencia.

Entre los tipos de anemia están: Anemia por deficiencia de vitamina B12,  por enfermedad crónica,  hemolítica,  aplásica idiopáticamegaloblástica, perniciosa,  drepanocítica y Talasemia.

Los síntomas varían de acuerdo al tipo de anemia, si se trata de una enfermedad crónica la enfermedad puede ocultarla, por ello el médico debe descubrirlo mediante la práctica de exámenes a profundidad. Sin embargo, las señales más recurrentes son la fatiga, debilidad, piel pálida o amarillenta, latidos del corazón irregulares, dificultad para respirar, manos y pies fríos y dolor de cabeza, entre otros.

Conocer y combatir la anemia

¿Cuándo debes consultar con un médico?

La fatiga tiene muchas causas además de la anemia, así que no asumas que si estás cansado debes estar anémico. Algunas personas se enteran de que su hemoglobina es baja, lo que indica anemia, cuando donan sangre. Si te informan que no puedes donar sangre porque tienes un nivel de hemoglobina bajo, pide una consulta con el médico.

Factores de riesgo

Los factores a un mayor riesgo de anemia se pueden mencionar desde una dieta que carece de ciertas vitaminas y minerales como la B12, a trastornos intestinales que afectan la absorción de nutrientes en el intestino delgado, como la enfermedad de Crohn y la enfermedad celíaca. La menstruación, el embarazo, afecciones crónicas, antecedentes familiares y otros factores como historial de ciertas infecciones, también son el tema. El alcoholismo, exposición a sustancias químicas tóxicas y el uso de algunos medicamentos pueden afectar la producción de glóbulos rojos y provocar anemia, la edad en especial se da cuando es mayor de 65 años.

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Modificar los hábitos alimentarios

Elegir alimentos que contengan hierro, como carne roja, hígado, morcilla son una opción, pero no será efectivo si no sabemos combinarlos con otros alimentos para su máximo aprovechamiento nutricional.

Algunos alimentos contienen sustancias que se combinan químicamente con el hierro, interfiriendo de alguna manera, e impidiendo que éste sea absorbido en el intestino. Esto lo podemos observar si tomamos té (con taninos) después de consumir carne o si consumimos componentes del salvado de trigo (con fitatos), junto con alimentos con hierro. Aquí lo que ocurre es que se combinan, se enlazan estas sustancias anti nutritivas, taninos y fitatos que se consideran antinutrientes, y no dejan que el hierro se absorba. Por ello el café y el té deben evitarse después de la ingesta de alimentos ya que bloquean la absorción del hierro. Igual sucede con la acelga y la espinaca.

Por el contrario, la combinación de legumbres como los garbanzos, las alubias o la soja, todas ellas con cantidades parecidas de hierro, con verduras como las coles de Bruselas, el brócoli, la coliflor o la lombarda, alimentos ricos en vitamina C, es una manera sencilla y efectiva de asegurarnos la correcta asimilación del hierro que aportan esas legumbres.

Los cítricos son excelentes para aprovechar al máximo su contribución a la absorción de hierro, gracias a su aporte en ácido ascórbico (vitamina C).  Durante el día se puede consumir una naranja o un par de mandarinas, mientras que en el desayuno junto con una rebanada de pavo o pechuga de pollo, o de postre después de un plato de lentejas.

El tomate también potencia la absorción del hierro al igual que el kiwi, que contiene más vitamina C que las naranjas.

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Suplemento con medicamentos

En esta opción recalco, es solo el médico tratante quien después de practicar los exámenes correspondientes determinará la medicación a cada paciente.

Fortificación de alimentos

Se trata de agregar vitaminas y minerales a los productos de consumo masivo, ya que se ha demostrado que la insuficiencia de hierro es el principal problema de deficiencia de micronutrientes en el mundo. Afecta a millones de personas durante su ciclo de vida, en especial a lactantes, niños pequeños y las mujeres embarazadas, así mismo a niños mayores, adolescentes y mujeres en edad reproductiva. Los organismos vivos requieren hierro para que sus células funcionen normalmente, es necesario para el desarrollo de tejidos incluido el cerebro, para transportar y almacenar oxígeno en la hemoglobina y la mioglobina muscular.

En América diecinueve países cuentan con programas nacionales de fortificación de alimentos, agregando hierro y otros micronutrientes a por lo menos un alimento de amplio consumo, que en su mayoría es la harina de trigo o la de maíz. Cada compuesto de hierro tiene diferentes propiedades y características, que influyen en su biodisponibilidad, asegurando así el consumo de hierro, aunque no debe ser el único modo de consumirlo sino llevando una dieta balanceada y hábitos saludables.

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Fuente: https://medlineplus.gov/