El privilegio de coleccionar

Jamás pensé que convocar a los coleccionistas de mi ciudad traería tantos objetos a mi oficina. La intención primaria era aquellos notafílicos y numismáticos, los que coleccionan billetes y monedas, pero llegaron otros con un abanico de opciones que iban desde cromos, botellas, tarjetas de crédito, tapas de gaseosas, discos de acetato y pare usted de contar. Esto abrió mis deseos de tener mi propia colección.

¿Qué es el coleccionismo?

Enmarcado en una forma de ocio, donde se reúnen, conservan y exhiben todo tipo de objetos, el coleccionismo también tienen fines comerciales para algunas personas. Antiguamente se trataba de una persona muy informada de un asunto en particular, por ejemplo, si nos referimos al arte, el coleccionista sabe cuál es el estilo, la técnica, el color y lo que pasaba en la vida personal del artista cuando hizo la obra, y desde luego, puede hablar por horas de sus preciados objetos.

Existen evidencias de coleccionismo por motivos de ego entre los griegos y los egipcios, pero también por ganar conocimiento, lo que actualmente se llamaría motivos científicos. Pero es a partir de la Edad Moderna, cuando los reyes, la Iglesia y los nobles comienzan a desarrollar esta clase de ocio con el fin de reunir, de rodearse y disfrutar de todo tipo de objetos, pero especialmente de aquellos ejemplares bellos, raros o valiosos del mundo natural, arqueológico, numismático, medallas u objetos de uso cotidiano.

Los verdaderos coleccionistas son como niños grandes, detallistas, acuciosos, desvelados y ansiosos investigadores de los objetos que buscan; cuando logran conseguirlo es un acontecimiento, suelen tener sus asociaciones organizadas, reuniones periódicas, exposiciones, charlas, conferencias y hasta subastas. También están los que coleccionan cualquier objeto, o quienes reciben no solo el amor por el arte sino herencias de objetos que pueden intercambiar, vender o simplemente continuar la colección. Pero eso no es todo, los hay quienes coleccionan por vanidad, dejándolos fuera de esta consideración de coleccionistas.

Tendencia vintage

En los últimos tiempos, se ha despertado el amor por las antigüedades, de manera que muchos objetos que se usaban en el pasado, han resurgido en todo su esplendor, así que coleccionar es un oficio bien pagado si sabes llevarlo seriamente. Veamos cómo se le llama a varios tipos de coleccionistas:

Bibliofilia, los que coleccionan o son aficionados a libros.

Calendofilia, coleccionismo de calendarios de bolsillo.

Cartofilia, colecciones de postales de diferentes lugares.

Conquiliología, colección de conchitas de moluscos.

Glucofilia, colección de mensajes escritos en sobres de azúcar o en bombones.

Loterofilia, coleccionan los décimos y las series de lotería nacional.

Scriptofilia, coleccionismo de documentos antiguos.

Viñetofilia, los coleccionistas de viñetas.

Muñecofilia, es el nombre que recibe la afición de coleccionar muñecas.

Medallística, los coleccionistas de medallas.

Filumenia, son aquellos coleccionistas de cajitas de fósforos o cerillos.

Notafilia, hobby por coleccionar billetes de diferentes épocas, tipos y países.

Numismática, afición de coleccionar monedas.

Hemerofilia, colección de periódicos.

Ululofilia, colección de aves rapaces nocturnas, como las lechuzas y búhos

Agustidofilia, colección de llaveros de diferentes lugares del mundo por orden alfabético.

¿A qué edad comenzar?

La edad mínima debería ser entre 6 y 7 años para darle fuerza a los aspectos que queremos fijar en los niños, por ejemplo: socializar, conocer y mantener el orden de las cosas, alejar a los niños de las pantallas, fomentar la concentración, desarrollar la tolerancia a la frustración, educar sobre el valor del dinero, formar en cuanto al esfuerzo y la constancia, desarrollar de la memoria, impulsar la autonomía y la toma de decisiones.

Particularmente colecciono Faros, para mí son “la guía en una noche de oscuridad”, los he bordado y armado en rompecabezas, también me los han enviado desde muy lejos y hasta quienes me conocen, se identifican cuando ven uno, me escriben o me envían la fotografía. Les invito a coleccionar en forma ordenada y educativa.