Hace muchos años un amigo me dijo: “me cansé de llamarte, estabas en una cabina telefónica sin hacerme caso”. Cuando tocó la espalda de la mujer, ella volteó extrañada, mi amigo ofreció disculpas. Esa mujer no era yo.

En un planeta de 7 mil millones de personas, es posible que consigamos similitudes casi idénticas. Este fenómeno ha sido estudiado por muchos, otros tantos buscan a “esos iguales” simplemente para conocerlos, o para aprovechar el parecido con propósitos como la industria del cine, televisión, seguridad de estado, políticos y hasta la iglesia, en virtud de cuidar al original usando la copia.

Pensándolo fríamente, parecernos a otra persona pudiera estar ligado también a otras prácticas no tan visibles, como la clonación o las inseminaciones, de las que se han descubierto muchos hijos del mismo hombre, como el caso del holandés Jonathan Jacob Meijer, quien vendió su semen a centros de fertilidad, otros por negocio directo, resultando que actualmente tiene 157 hijos, con sus genes y características.

¿Te han confundido con otra persona?

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Etapas cíclicas

La humanidad se desplazó buscando establecerse por el clima, disponibilidad de alimentos, entre otros intereses; después ya formados como pueblos y después países, esas personas se emparejaban con otras de su mismo entorno. Luego vinieron más migraciones, han existido entre las más notorias: Judíos liderados por Moisés, II Guerra Mundial, Hispanización de los Estados Unidos, colombianos a Venezuela, Siria hacia Europa, Norte de África hacia Europa, venezolanos, haitianos y cubanos huyen de la crisis a diferentes destinos, Centroamérica hacia el norte, entre otras, pero todas han contribuido a la mezcla que hoy en día somos.

Michael Sheehan, científico de la Universidad de Cornell en Nueva York, explica que la especie humana tiende a diferenciarse de un individuo a otro, “Para los seres humanos es mucho más ventajoso saber distinguir a una persona de otra, por eso, genéticamente tendemos a la diversidad en nuestra apariencia”. Pero Teghan Lucas, investigadora de la Universidad de Lindes en Australia, trata de demostrar una leyenda urbana que asegura que: todos tenemos un doble exacto en alguna parte del planeta.

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La Teoría de los Doppelgänger

Llamado como: “ka”, “el doble del espíritu” para los egipcios, y “vardoger” en la mitología nórdica, pero lo que ha prevalecido es la expresión alemana que significa “el que camina al lado”, una figura mítica de las leyendas locales. Supongamos que estas de viaje en cualquier lugar, te cruzas con una persona que te resulta familiar, te erizas, sientes un escalofrío que te hace voltear a mirar a esa persona, de repente esa persona también lo hace, y ese es el preciso momento en el que te das cuenta de que si no eres tú, entonces es que se parece demasiado a ti, por la imagen, gestos, ademanes y expresión corporal. Eso es un Doppelgänger.

Podemos concluir que no solo la genética tiene sus méritos, el hombre también ha hecho parte de lo que ahora somos como población al expandirse alrededor del mundo. Así que podría ser que en el momento menos esperado pudiéramos encontrarnos con nuestro doble.