El giro de 180 grados que ha tomado la CONMEBOL con respecto a la Copa América ha causado una gran controversia, al designar a Brasil como nueva sede del torneo en un momento sumamente delicado. El cambio de sede del torneo de selecciones de fútbol más antiguo del mundo ha causado indignación en la población amazónica y principalmente, en los jugadores de su seleccionado.

La noticia de hospedar la Copa América creó serio disgusto en los jugadores y delegados directos de la selección brasileña. Los seleccionados verdeamarelos no se sienten tomados en cuenta al momento de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) se postulara para organizar de emergencia uno de los torneos de fútbol más importantes del mundo.

Originalmente, la copa se disputaría en Colombia y Argentina en conjunto, dividiendo a las selecciones de la CONMEBOL e invitados en dos grupos, cada grupo en un país. Pero el incremento de protestas contra el gobierno colombiano imposibilitó al país cafetero albergar como sede, renunciando primero en carácter de emergencia.

La situación se agravó aún más cuando Argentina anunció súbitamente su imposibilidad de ser anfitrión, a causa del impacto de la pandemia del COVID-19 que castiga a la población argentina. Ahora, la Copa América damnificada necesitaba disputarse en algún territorio y Brasil ganó la disputa.

¿Qué sucede con Brasil?

Ciertamente, Brasil organizó la Copa Mundial de Fútbol del 2014 y los JJ.OO de Río de Janeiro 2016 y fueron todo un éxito, por lo que se debería entrever que sería un candidato óptimo para la Copa América 2021. Sin embargo, 461.000 fallecidos por COVID-19 es una cifra alarmante que obliga a cuestionar su candidatura e inminente asignación como nueva sede.

La CBF ha sido duramente castigada por la opinión de periodistas y brasileños. Hasta los jugadores de la selección han denunciado su descontento por esta decisión y en el imprudente momento en que se asegura la asignación de sede. La confederación ha sido señalada por el periodista brasileño de ESPN Carlos Sartori, quién acusó a la CBF de ser “una empresa privada que solo quiere lucrar, ganar dinero y vive en un universo paralelo.”.

La polémica por ser sede de un torneo de altas magnitudes como la Copa América en una situación de emergencia sanitaria parece insuficiente. Recientemente una empleada de la CBF denunció al presidente de la entidad, Rogério Caboclo por abuso sexual. Mientras la Confederación Brasileña de Fútbol aparenta un rostro de celebración y éxito por su nueva responsabilidad de sede, el otro lado de la realidad parece ser todo lo contrario ante los ojos del mundo.